Capítulo 138
Al ver a su querido hijo sentado en la silla de ruedas, Antonia se sintió desconsolada, apartó a Natalie y se precipitó a él.

—¿Así estás y aún la defiendes?

Leonardo frunció el ceño y replicó: —Mi accidente no tiene nada que ver con ella.

Antonia se rio fríamente. —Si no fuera porque tenías que ir al Registro Civil para divorciarte de ella, ¿habrías tenido ese accidente?

—Nadie podría prever ese tipo de cosas.

—Basta, ya no necesitas decirme nada, no quiero escuchar más. A partir de hoy, te mudas de nuevo a casa.

El semblante de Leonardo se volvió sombrío. —No lo haré.

—De todos modos, ¡no dejaré que sigas con esta mujer!

—La mujer a la que te refieres es mi esposa y tiene un nombre. Aunque no te gusta, espero que la respetes.

Antonia, conmocionada, abrió mucho los ojos, incapaz de creer que durante el poco tiempo que ella llevaba en el extranjero, el comportamiento de Leonardo hacia Natalie había cambiado tanto.

—Leo, esta mujer sólo te causará daño. Ven conmigo ahora mismo. ¡Me enca
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