Capítulo 1266
La voz de Leonardo era tranquila, aunque aterradora.

El chófer frenó y cuando el coche se detuvo, Leonardo empujó la puerta y se acercó al asiento del copiloto.

—¡Bájate!

La cara del chófer se puso blanca de miedo, nunca antes había visto a Leonardo así, un aura gélida le rodeaba, haciendo que a uno se le erizaran los pelos de punta.

Bajó del coche tiritando, Leonardo subió y le dijo a Carlos: —Bájate tú también.

—Señor Ramos...

Sin esperar a que terminara, Leonardo pisó el acelerador.

—¡Boom!

La velocidad del coche pasó instantáneamente a ciento veinte metros, y seguía aumentando.

Carlos estaba tan asustado que su cara se puso blanca y se agarró apresuradamente al reposabrazos que tenía al lado, con los ojos cerrados.

Dios, ¿moriría aquí?

Leonardo enfurecido le daba demasiado miedo, debería haberse bajado del coche.

Sin embargo, ya era demasiado tarde.

Por otra parte, después de que Natalie se escondiera detrás de la roca, no hubo más disparos, y los alrededores estaban terriblemente
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