Capítulo 1251
La persona que le apuntaba con la pistola le produjo una gran opresión, y sabía perfectamente que no podía vencerla.

—Señor Garrido, cálmate, no hace falta con la pistola... ¿Qué te parece? Si no quieres colaborar, nosotros...

Antes de que pudiera terminar la frase, una risa helada le llegó desde un lateral.

Esta fría risa hizo que Tadeo se quedara helado.

Era imposible olvidarse de aquella voz.

«¡Natalie!»

«¿Cómo ha podido encontrarme?»

Al notar el cuerpo congelado de Tadeo, el arco de la boca de Natalie se ensanchó un poco más.

—Tadeo, ¿pareces sorprendido?

Tadeo apretó los dientes y no dijo nada.

—¿No tienes curiosidad por saber el motivo de que haya venido aquí esta noche?

—Natalie, si me haces daño, Guido no te dejará en paz.

Al instante, notó que la pistola le apuntaba en la sien con más de fuerza.

—¿Crees que tengo miedo de él? ¿Te ha ordenado venir a Yemen?

—Te atreves a irrumpir en el territorio de la Banda del Dragón, sí que tienes valor, ¡pero vas a morir!

Con eso, su cuerpo
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