Capítulo 1104
Al oírlo, Ramón y Antonia quedaron helados, y Antonia dijo enfadada, —Leonardo ya no es hijo de nosotros, ¡tienes que vengarte de él!

Tadeo levantó una ceja y sonrió, —A ustedes ya no les importa Leonardo, pero a Leonardo todavía le importan ustedes, así que atraparlos es la mejor manera para acabar con él, jajaja...

Al ver que Tadeo casi loco, Antonia se enfadó tanto que quería darle dos bofetadas, pero no pudo levantarse.

—¡Tadeo, tendrás el castigo!

Tadeo no sentía miedo y dijo: —¿Qué castigo? Aún no les ha pasado nada, ¿qué me pasará a mí?

Al ver que la cara de Ramón se puso blanca de dolor, Tadeo se marchó sin compasión.

El día que mataron a sus padres, para él Ramón no era su tío, sino su enemigo.

—¡Te aconsejo que detengas rápidamente la hemorragia de Ramón, o puede morir desangrado!

Después de decirlo, Tadeo cerró la puerta del sótano.

Cuando los pasos se desvanecieron, Antonia se levantó lentamente, se sentó junto a Ramón y abrió el botiquín para vendarle la herida.

Después de
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