Becca.Explorar la ciudad fue una experiencia emocionante. Las vistas resultaron más que impresionantes, y las tiendas deslumbraron con su belleza. En todas partes, las personas nos recibieron con una amabilidad sincera. No nos juzgaron en lo más mínimo, y honestamente, fue un alivio para variar.De
Cinco meses despuésBecca.—No puedo soportarlo —jadeé mientras el dolor de las contracciones me invadía. —¡Por favor, Neal, maneja más rápido!No había nada como despertarse a las tres de la madrugada en una cama empapada y darse cuenta de que la fuente se había roto. Al principio, el dolor era sol
—Felicidades, cariño. Tienes una hermosa niña.No podía creerlo. En el momento en que pusieron a mi hija en mis brazos, lloré. Era lo más hermoso que había visto en mi vida, con sus mejillas regordetas y su piel rosada. —Ella es tan hermosa —susurré.—Se parece a su madre, por supuesto que es hermos
Jaime.Después de cuatro meses en Japón, había aprendido varias lecciones, y una de las más importantes era que incluso el trabajo más modesto puede otorgarte un lugar especial en la vida de quienes te rodean. Me había adaptado con facilidad al trabajo de mantenimiento que solía hacer el padre de Su
—Estoy feliz —se rió mientras se secaba las lágrimas. —¿Puedo sostenerla?Asentí con la cabeza y le permití que tomara al bebé en sus brazos. La enfermera entró justo en ese momento para ayudarme a levantarme y dirigirme a la ducha. —Oh, maravilloso. ¿Es esta tu hermana? —preguntó la enfermera a All
Becca.Después de pasar cuarenta y ocho horas desde el nacimiento de Dahlia, finalmente pude volver a casa. Nunca antes había sentido tanta felicidad al atravesar las amplias puertas de vidrio hacia la acogedora comodidad de mi hogar en Nueva Zelanda. Aunque aún había cajas sin desempacar en algunos
Neil.En el momento en que recogí a Becca del hospital y vi a Dalia en sus brazos, mi corazón se llenó de orgullo y emoción por poder traerlas a ambas a casa.Sin embargo, lo último que esperaba era el momento en que llegáramos a casa para que Layla se llevara a Becca, quien estaba explicando todo l
—Neil, ¿cuál es el problema? ¿Pensé que teníamos un acuerdo?—Tienes razón, tenemos un acuerdo. Sin embargo, el acuerdo fue que yo te daría la información que buscabas. No te correspondía a ti asumir la responsabilidad de profundizar más en el asunto de las cosas y causar más problemas —respondí, de