Beca.Al despertarme a la mañana siguiente, tenía la peor resaca de mi vida. Allegra y yo nos habíamos quedado despiertas toda la noche hablando, riendo y más o menos yo llorando. Era un desastre, pero como me dijo Allegra, necesitaba ponerme las bragas de niña grande y ocuparme de mi mierda.El úni
Orientado a los negocios… y aquí estaba yo, esperando algo más.—Hola, a ti también—, respondí, tomando asiento frente a él.Los ojos de James nunca dejaron los míos mientras se sentaba en silencio, como si repasara lo que quería decir.—Entonces…— dije, rompiendo el silencio, provocando que finalme
Mientras regresaba a casa de Allegra, seguí pensando en la conversación con James. La última vez que lloré tanto como ahora fue cuando murió mi madre, y pensé que iba a ser lo más doloroso que jamás experimentaría.Ahora bien, no estaba seguro de que ese fuera el caso.Había dejado la oficina de Jam
No estaba segura de qué tenía en mente que yo usara, pero no tenía dudas de que iba a ser algo escandaloso. Ya había visto los atuendos que llevaba antes y no dejaban nada a la imaginación.Al entrar a su habitación, me dejó junto a su cama mientras se aventuraba hacia su armario. Pieza por pieza, s
Beca.En el momento en que llegamos al Club Velvet, supe que había tomado una buena decisión al salir. Allegra se había superado al prepararme, tanto que ni siquiera me reconocí cuando me miré en el espejo.Al cruzar el umbral, me encontré con una visión erótica que no esperaba. A diferencia de la ú
Tres tragos y un vaso de algo rojo, se los bebió espalda con espalda. Sin embargo, le arrebaté el último de la mano y lo disparé, solo para darme cuenta de que era un vodka afrutado que escupí en el vaso.—Oye, ¿qué carajo?— espetó, volviéndose hacia mí. —Eso era mío.—Parece que ya has tenido sufic
Beca.La luz del sol invadió la habitación y lentamente abrí los ojos. Sentí el dolor sordo que irradiaba por mi cabeza. ¿Cuánto había bebido la noche anterior?—Mierda, es brillante—, murmuré, revolviendo con las mantas, solo para mirar hacia abajo y darme cuenta de que las mantas no eran las misma
Era la única admisión que había estado esperando, y no podía creer que le hubiera tomado tanto tiempo finalmente decir algo. —Entonces, ¿qué quieres de mí?—Todo, Beca. No quiero perderte.Acercándome a él, rodeé su cuello con mis brazos y lo besé profundamente. Fueron momentos como este los que Jam