Mi advertencia había dado frutos, no había terminado de abandonar el colegió cuándo aquel mocoso había sido expulsado del colegio y Chad había regresado ese mismo día al colegio sin tener que cumplir aquella expulsión.

Llegar a la oficina con la felicidad de saber que pude ayudar a Nicole era satisfactoria; hasta este momento, ya que dos señores se encuentran fuera de mi oficina exigiendo hablar conmigo.

Le pido a mi secretaria los deje pasar teniendo conocimiento breve de quiénes se tratan.

Al entrar ambos me miran de arriba abajo de una manera bastante problemática y solo suspiró tratando de tener toda la paciencia.

—Señores bienvenidos , mi nombre es Zoe...

—Sabemos perfectamente quién es usted —Responde secamente el señor frente a mi .

—Y yo creo saber quiénes son ustedes ¿A qué se debe tanta urgencia en querer hablar conmigo?

—¿Quién se cree usted para amenazar al rector y exigirle que expulse a mi hijo del colegio?

—Su hijo cometió una falta muy grave al sobrepasarse con