Capítulo 92
Ella realmente no podía comer más.

—Quiero algo ligero.

—Claro, claro, ya mismo te preparo algo.

La niñera se llevó la sopa, y el ceño de Robin se frunció.

—¿No va a comer?

—La señorita Irene dijo que quería algo ligero.

Robin guardó silencio por un momento y dijo:

—Hazle algo ligero, y de ahora en adelante pregúntale qué le apetece antes de cocinar.

—Claro. —la niñera respondió rápidamente y entró en la cocina.

Robin echó un vistazo a la puerta cerrada del dormitorio, luego se volvió y entró en su estudio.

Al final, la niñera le preparó a Irene un poco de sopa de verduras.

Aunque todavía no tenía mucho apetito, Irene finalmente comió.

Tenía que admitir que Robin tenía razón.

Ahora lo que importaba era cuidar de su propio cuerpo.

Si ella misma no lo valoraba, ¿quién más podría preocuparse por ella?

Robin siempre era así, tan lógico y claro.

El sabor amargo en la boca de Irene persistía.

Pero la niñera la miraba sonriente.

—El señor Robin realmente se preocupa mucho por ti.

Irene levant
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