Capítulo 50
—¡Qué tontería eso de la compostura! Si vino hoy, ¿no es obvio lo que iba a pasar? ¿Por qué fingir seriedad? ¡No puedo creer que Robin no te haya tocado!

Pablo abrazó a Irene y comenzó a besar su cuello.

El asqueroso olor del alcohol la hizo sentir náuseas una y otra vez.

Ella comenzó a luchar en el instante.

—Señorita Irene, si vamos a beber, bebamos bien. ¿Crees que no me di cuenta de que cambiaste lo tuyo por agua? ¿A quién pretendes engañar? ¿Eh?

Diciendo esto, agarró una copa de vino y, sujetando la boca de Irene, se la vertió.

El rostro de Irene se volvió pálido al instante.

Intentó escupir el vino, pero por reflejo tragó un poco.

—Si ni siquiera bebes, señorita Irene, ¡ese no es el modo de pedir un favor!

Irene tosió violentamente.

Pablo agarró su camisa y rasgó el cuello.

Revelando su hermosa y sexy clavícula en ese momento, y sin darse cuenta, tragó saliva.

Cuando bajó la cabeza para besarla, Irene levantó el pie y lo pisó fuertemente.

El agudo tacón alto lo hizo gritar de do
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