PUNTO DE VISTA DE ANASTASIA

Me dejé caer en el suelo de la entrada mientras veía su coche alejarse en la noche.

Mi corazón se apretó en mi pecho y me aferré a él, con la esperanza de evitar que se desgarrara. Me dolía la cabeza mientras las lágrimas caían lentamente por mis mejillas. Al principio fueron breves jadeos mientras intentaba mantenerme firme, pero pronto se convirtieron en fuertes sollozos.

Agradecí que la oscuridad de la noche me cubriera mientras lloraba por mi matrimonio que empezaba a derrumbarse, pero lo que más lamentaba era nuestra amistad. La hermosa amistad desinteresada que tenía con mi esposo.

Dennis, por muy enfadado que estuviera, nunca me abandonó. Nunca me levantó la voz. Ni siquiera quiso verme llorar.

Sabía que estaba a punto de perder a mi amigo, pero no tenía ni idea de qué hacer. Lo único que podía hacer era dejar salir ese dolor atroz que sentía en el pecho a través de las interminables lágrimas que corrían por mis mejillas.

Pasaban muchos coches,