Capítulo 14
Pensar en la competición de carreras de esta noche y en volver a ver a una Nati tan brillante la hizo feliz de nuevo.

Una vez cambiada, Carolina miró su celular y frunció un poco el ceño.

Antes, cuando enviaba mensajes a Nati, esta no tardaba en responderle.

Pero hoy había terminado de asearse y Nati aún no le había contestado.

¿Estaba enojada?

Pensando en ello, envió un mensaje a Natalia.

[Nati, ¿qué te pasa? ¿Estás enojada?].

[Nati, sabes que no quiero que mi madre me lleve al colegio, sabes que te prefiero a ti, no te enojes, ¿de acuerdo?].

Pasó un buen rato y Natalia seguía sin contestarle.

Rebeca se acercó a ella después de que hubiera recogido sus cosas: —Carol, ¿lo tienes todo ya? Es hora de bajar a desayunar.

Al no recibir respuesta de Natalia, Carolina se inquietó y ante la insistencia de Rebeca, dijo impaciente: —Ya lo sé, mamá, puedes callarte un rato, eres muy pesada, ¿lo sabes?

Después, resopló, tomó su mochila y bajó las escaleras.

Rebeca la miraba, siguiéndola sin decir
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