No tenemos nada

No tenemos nada

Cuando salgo de la oficina, doy dos pasos y alguien me toma con fuerza de un brazo, me zamarrea y me tira contra la pared de la empresa.

Me insulta terriblemente y por la voz, aunque del susto que tenía tardé en reconocerla,

me di cuenta que era Diego.

Dejó la puerta de su auto abierta y quería que vaya con él.

Cuando miro bien, él tenía un arma en su mano, la pasó por mi cabeza y luego me apoyó el arma en mi corazón.

Pensé que podía manejar la situación al saber que era él.

No lo creía capaz de asesinarme, solo era fanfarronería, actuación, como siempre hacía.

Me llamó puta porque pensó que estaba saliendo con Alejandro porque tenía más dinero que él.

Jamás fui interesada, cuando comencé a salir con él era demasiado chica para pensar en el dinero.

Y después vivía encerrada y de alguna manera me sirvió, me cultivé y ahora puedo vivir de un sueldo dignamente.

Los padres de Diego estaban bien economicamente pero si su emprendimiento iba a quedar en manos de Diego, iban a
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