- ¡Maldita sea! - exclamo por quinta vez.

Desde que comencé ésta bendita viaje, he estado caminando casi un día entero, el sol está en su punto más alto, así que asumo que ya es mediodía o mejor conocido como la hora del almuerzo y todavía no he parado a comer, creo que porque de la adrenalina de estar en una misión, hasta este momento no siento hambre pero siento dolor! Esta vez me resbalé en una roca suelta sin darme cuenta y rodé montaña abajo.

- ¡Mierda! - Maldigo frustrada mirando todo el camino que tendré que recorrer de nuevo.

Miro mi cuerpo y veo que mis pantalones ya están desgarrados de tantas veces que he rodado en esta montaña de rocas. Mis brazos están protegidos por mi chaqueta de cuero súper resistente, pero aun así, mis músculos sienten la peor parte de la caída y todo lo que vino después. Cuento hasta diez mentalmente y respiro profundamente, mi cuerpo tiembla por el dolor y mis manos arden por los cortes abiertos.

Reúno todas las fuerzas que me quedan y empiezo un