Respiro

Viktor no podía dejar de mirar al pequeño bebé frente a él, era tan pequeño que era casi irreal, a medida que pasaban los días, podía ver pequeñas mejoras, especialmente desde que Alexandra finalmente había empezado a producir calostro, en aquel momento estaban alimentando a su pequeño utilizando una jeringa, y el ganar de cinco a seis gramos de peso se había convertido en todo un logro.

Finalmente había podido llevar a Alexandra a conocer a su hijo, y la mujer era, al igual que él durante la primera vez que estuvo a solas con su hijo, un mar de lágrimas, eran tan pequeño y delicado, todo su cuerpo era poco más grande que la mano de Alexandra, lo que implicaba que cabía tranquilamente en la mano de Viktor, sus pequeños brazos a duras penas eran del mismo largo que sus dedos

- Es tan pequeño - susurró Alexandra con voz rota, estaban

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