!Hola! Perdón por demorar en actualizar, me surgieron muchos incovenientes de salud. Gracias por leer mi historia.
Narrador Omnisciente.Para el rey ingresar a su palacio no le resulto nada fácil. Su pueblo estaba bastante molesto por los rumores que circulaban, Cijon se decía a si mismo que ya era demasiado tarde para detener a los enemigos.Miles de personas están apostadas al pie de una escalera del palacio real Soller – Amatista. Exigían una respuesta inmediata de lo que iba a ocurrir, pero el rey Zamuro no tenía una repuesta para ello. Debieron conformarse con su silencio que causaba más temor, que tranquilidad.Los guardias de la Gema Boro, encargados de protegerlo debió hacer malabares para que nadie resultara herido. Sin embargo, su gobernante no se dejó intimidar por los insultos.- ¡Atenciónnnnn! – pedía el vocero Care – Nuestro rey hablara para todos ustedes.El silencio se aplaca cuando ven al soberano detenerse en el cuarto escalón, los guardias tratan de contener a los habitantes que se le quieren ir encima.- ¡Estimados azulados! – es el apodo que se usa para referirse a los Mercuri
Rojo.Un día mas esta escuela y juro que me volveré loca. Casie y Necron desaparecieron, nadie sabe nada o no quieren que sepamos cual es el motivo de tanto misterio.El profesor Sakí evita darnos clases, en su lugar lo hace Luna Criller. Su asignatura es “Remedios Medicinales, nos enseña como curar una herida también a realizar remedios para gripe, tos, entre otros. Sin embargo, para mi es sumamente aburrido pasar media mañana metida entre plantas del invernadero cerca del bosque de bayas silvestres.Seco con el dorso de mi brazo el sudor de mi frente, hoy está bastante caluroso. Todos nos quejamos porque debemos trabajar sin descanso solo por capricho de la profesora.-Primero deben lavar las hojas – le repite a Pluto cuando no observa que las metes llenas de tierras en el tarro - ¿Qué no leyó las instrucciones señor Pluto?-Sí, pero no entendí nada – todos intentan contener las carcajadas, aunque no es posible.- ¡SILENCIO! – grita aventando sobre el mesón un libro – Se callan o se
Narrador Omnisciente.Una tormenta amenaza con destruir todo lo que hay a su paso, la intermitencia del agua que cae se funde con una capa de neblina en una oscura noche.Rojo avanza por el camino circular mirando a su alrededor, una sombra es su guía, desesperadamente intenta llegar hasta ella, pero cuanto más se acerca, más se aleja.El repiqueteo de la lluvia hace lento sus pasos por el barro acumulado en sus pies. Cansada toma asiento en la escalera, el lugar por donde lo mire les es desconocido, aunque al mismo tiempo tiene destellos de una vida pasada.Recuerdos borrosos agolpan su mente. Una niña llorando en el centro de un patio donde nacen rosas negras, pretende subir los escalones, sin embargo, las raíces la detienen como una estatua viviente.Sus lágrimas se confunden con el agua que se desliza por todo su cuerpo. Hace frío, la tormenta no parece detenerse y la oscuridad de una vida que jamás volverá a ver la luz del día, se vuelven irreversible.Lo único que le queda es ag
Narrador Omnisciente.Las dudas no dejan dormir a Rojo. Se siente atrapada en un mundo donde no conoce su verdadera identidad. Todo a su alrededor está plagado de mentiras, cuanto más se acerca a la verdad, más secretos aparecen.Hace varios días que una leve capa de neblina cubre los rayos del sol, la oscuridad no tardará en llegar. Rojo se ha mantenido lejos de sus amigos porque desconfía de ellos, los observa de forma cautelosa y a veces, intercambia pocas palabras.Vigila de cerca, a Sakí, que evita por todos los medios mirarla directamente a los ojos. Ella necesita encontrar ese libro cuanto antes, no debe perder el tiempo, ya que su misión es ir a ese planeta desconocido.Sakí ha estado metido en su estudio día y noche, la chica pena su oído a la puerta para descartar que este acompañado. Solamente se oyen ruidos, como si tirara algo al piso, intenta entrar, pero la puerta está cerrada con llave. Espera a que se quede en silencio para golpear. Da unos toques con sus nudillos, si
Narrador Omnisciente. Cuando apenas el sol empieza a nacer, Saki despierta a Rojo para llevarla al sitio donde se encuentra escondido el libro, el cementerio de “Las Almas del Infierno”. Ella no tiene idea que ese lugar existe, y que encontrara más que el libro. Ciñe sus ojos porque los primeros rayos le obstruyen la vista, la sombra de un hombre con gorro es lo que visualiza al acostumbrarse a la luz. Este le ofrece una taza de chocolate caliente, se incorpora refregándose los parpados, es muy temprano por lo que cuesta dispersarse. - ¡Buenos días bella durmiente! – exclama su profesor guardando en un bolso varias cosas. Como pan de calabaza, un botellón de agua, frasco con polvo dorado y algunas otras que trata de ocultar. - ¿A dónde vas tan temprano? – Rojo interroga poniéndose de pie. Pero antes dobla la manta para dejar todo ordenado. -Iremos, querrás decir ¿no lo crees? – enarca una ceja metiendo algunas prendas de abrigo para el viaje - ¿Qué no querías encontrar el libro?
Narrador Omnisciente. Rojo alcanza a ver una luz, que brilla con tanta intensidad en la esquina de una calle, por lo rápido que corre no logra leer cual es. Pero supone que no es nada malo o de lo contrario, ya la había atacado. Las aves rapiñas son animales diminutos, que para atrapar a su presa se vuelven invisibles. Sus plumas son marrones, sus alas forman un corazón al abrirse y chocar entre si cuando pretenden volar. Se los identifica por el sonido de un instrumento que tienen en la punta del pico, es un violín que si lo tocan con mucha intensidad dejan sordos a sus víctimas. Lo único que consumen para sobrevivir es sangre de cualquier tipo. El ruido del violín se escucha a lo lejos, respira profundo para tratar de llegar a la luz, exhausta necesita continuar, pero no tiene la flauta para llamar a Omega. Sin embargo, ellos son los que emiten luz para orientarla en su recorrido. Las rapiñas se callan, aunque es un signo de marear a su presa porque surgen de otro lado. Omega ll
Rojo. Luego de despedirme de los Avas que me acompañaron y de Omega, corro para subir las escaleras de la escuela. Observo a todos lados porque tengo la ligera impresión que alguien me vigila, sujeto con mis manos lo más fuerte que puedo el bolso desapareciendo en el interior del castillo. Intento controlar la respiración, pero hasta no estar dentro de la habitación no bajo la guardia. La luna ilumina mi camino por los pasillos, se escuchan pasos provenientes de la cocina, entonces me apresuro a abrir la puerta. Por la rendija veo quien es, pero su capucha impide que vea su cara, la directora Polisuki lo escolta hasta la salida y yo reanudo la caminata hacia mi cama. Prácticamente no esperaba una aventura así. No comprendo ¿qué paso con Sakí?, ¿en qué momento lo suplantaron? Creo que esperara a que amanezca para preguntárselo sino me volveré loca sin respuesta. Siento mi cuerpo demasiado cansado, sucio y abatido, rápidamente voy al baño para darme un baño. ¡En verdad lo necesito!
Rojo. Al día siguiente todo el cuerpo me dolía. El martilleo en mi cabeza era insoportable, la primera campana ya había sonado, es la primera vez que la escucho. De los años que llevo encerrada aquí dentro, el particular sonido que emite, no me ha despertado nunca. Por eso llego tarde a todas las clases. ¡Vaya forma de torturar que tienen! Sin muchos preámbulos voy quitando las mantas. Primero, coloco un pie y después el otro, al apoyar las manos en el borde de la cama me doy cuenta que dormí con el libro entre mis manos. Si antes era azul, ahora luce completamente negro, sin vida. Pero al abrirlo sus páginas siguen estando en blanco. Por lo visto algo eso no cambiara. Luego de alistarme salgo a caminar por los pasillos yendo al comedor para tomar el desayuno. Imagino que ya estoy demasiado retrasada. Cuando levanto mi mirada al primero que veo es a Pluto. -Buenos días, señorita Rojo – apostado entre el umbral del comedor y el pasillo cruza sus brazos con aires muy altanero - ¿C