Cuando hice esa pregunta, incluso me sorprendí a mí misma. Realmente era demasiado bondadosa, y si Ivanna estuviera aquí, seguramente estaría profundamente decepcionada de mí.

Al escuchar mi pregunta, Hernán pareció ver un rayo de esperanza y se sentó frente a mi escritorio de un salto.

Con sus ojos inyectados en sangre, me miró ansiosamente y dijo: —María, sé que solo tú puedes ayudarme. Solo necesitas solucionar el asunto de la ciudad Marabo.

Estaba ansioso por darme instrucciones, claramente había pensado en cómo podía ayudarlo a superar esta crisis.

—Dijiste que la última vez encontraste a un experto en la ciudad Jim para que te emitiera un certificado. Solo necesito que me ayudes a probar que no hay problemas de calidad en los materiales utilizados en los proyectos de la ciudad Marabo.

¡Qué irónico me sentí! ¿Un certificado emitido por un experto que yo encontré en la ciudad Jim?

Si no hubiera sido por la conjura de Sofía y Patricia contra mí, ¿cómo habría estado a punto de caer e