Capítulo 393 Calma en la Adversidad
Cuando la figura de Patricio desapareció de la vista de todos, los presentes todavía no habían logrado recuperarse de su autoridad y decisión.

Después de un largo silencio, Felipe también se levantó y repitió: —¡La reunión ha terminado!

Su anuncio pareció devolverles el alma al cuerpo. Me volví hacia Estela y le dije: —Vámonos también nosotros.

De repente, un grito agudo rompió el silencio en la sala de reuniones: —¡María! ¿Qué te he hecho yo? ¡Siempre me estás atacando!

Me giré, sorprendida, hacia la fuente del grito, que venía de una Liza histérica. Sus ojos estaban desorbitados, su rostro contorsionado de ira, y sus dedos apuntaban hacia mí con furia, como si deseara desgarrarme. Ella me dijo: —¡María, no voy a dejarte así! Tú, mujer despreciable, por...

—No armes un escándalo aquí. ¡Esto no es la Media Haruyama, vete ya!

El grito de Liza fue abruptamente interrumpido por Felipe, quien aún no había salido. Con el rostro sombrío, se dirigió a Liza: —¡Tu comportamiento es completament
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