Capítulo 357 Emociones Indefinibles
Al acercarme a ellos, ya sentía que me había quedado sin fuerzas, como si hubiera corrido una maratón.

Luciana, con una sonrisa astuta, me pellizcó suavemente para mantenerme alerta. Con una sonrisa en su rostro, me presentó a ese distinguido caballero. No tenía idea de lo que ella estaba diciendo, solo mantuve una sonrisa estándar en mi rostro.

Luego, por costumbre, estreché la mano de aquel hombre y charlé brevemente con él. Todos mis movimientos parecían seguir un guión preestablecido.

Por su parte, Teo estrechó la mano del hombre con entusiasmo y comenzó a charlar animadamente.

En un momento aparte, Luciana, siempre astuta, me llevó a un lado y me pellizcó fuerte, sacándome de mi aturdimiento con un dolor repentino. Miré a Luciana.

—María, ¡mantén la calma hasta que entiendas lo que está pasando! No te distraigas, hay demasiados ojos en ti en este evento. No te hagas de notar. Tienes muchas cosas por hacer. Me has hecho socia de tu empresa, así que al menos dame una oportunidad y a
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