Capítulo 104: ¿Quién fue realmente despiadado?
Mi corazón dio un vuelco, me detuve en seco y me volví hacia la entrada.

La puerta se abrió y apareció Hernán. ¡Vaya pequeño este mundo! En el momento en que me vio, sus ojos se abrieron con cierto asombro y se congeló en su lugar.

Yo me puse nerviosa al instante, pues no esperaba encontrarme con él aquí.

Inconscientemente, apreté con fuerza los empujadores de dos maletas, que contenían en su mayoría ropa mía y de Dulcita, además de algunas cosas a las que no podía renunciar y tenían un gran valor sentimental para mí.

—Cariño, ¡has regresado! —exclamó él sorprendido, con una sonrisa cálida en su rostro. Se acercó rápidamente a mí y agregó: —María...

Retrocedí un paso. El hombre que tenía delante se había convertido en un extraño para mí desde algún momento. Cada vez que pensaba en él, me invadía una sensación de sufrir de pesadillas.

Repugnancia, miedo, odio... Sentimientos encontrados se me entrelazaban.

Al verme apartarme, Hernán frunció el ceño, pero luego esbozó una sonrisa. Echó u
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