Roxana ya estaba harta de ese sujeto, el cual ahora solo la estaba ofendiendo por lo que no se contuvo y le lanzo una bofetada.

Ante esa acción todos en la sala se quedaron mudos de la impresión, ya que no imaginaron que ella reaccionara de esa forma.

- Co… ¡COMO TE ATREVES! – reclamo Alexander.

- Abogados controlen a sus clientes – pidió el juez furioso.

- ¡Pero si, ella empezo! – se quejó Alexander.

- Sabe creo que cualquiera reaccionara de esa manera, porque usted solo se la ha pasado ofendiéndola y atacándola con cada palabra que dice – opinó la joven secretaria.

- ¡Ya! ¡orden! todos cálmense – dijo molesto el juez – saben que, se acabó.

- Bien dicho su señoría – habló alexander – ya escucharon así que ustedes quiero que lleven a mi nieto a mi hotel a más tardar en la tarde y cuidadito…

- Yo no he dicho nada – dijo molestó el juez mirando mal al mayor – y sabe, igual ya me harté de este circo de mentiras, así que usted estará un rato en la cárcel por tratar de manipularme y mentir