No pasaron ni cinco minutos antes de que trajeran un plato para ella y pusieran la mesa para dos. Pronto se sirvió a sí misma, alabando la comida:
- Me encanta este tipo de comida, con la preocupación por una dieta equilibrada.
- Como si no fuera así en nuestra casa. - Empecé a reír.
- Sé muy bien que Min-ji te da alimentos ricos en calorías, aunque te digo que no debes hacerlo.
Empecé a reír y ella me tocó la cara, cariñosamente:
- Tienes que cuidar tu alimentación ahora que vas a estar fuera de casa. Si comes todo lo que quieres, obtendrás una piel gorda y fea.
Me recosté en mi silla y me puse las gafas de sol, ya que el resplandor del sol oscureció un poco mi visión:
- Estoy pensando en cuidar la comida... Después de pasar un mes comiendo todo lo que quiero.
- No... Por Dios, no puedo permitir semejante tontería. Ella fingió pánico, abriendo mucho los ojos.
- Todavía no puedo superar que no te rindas a mí Min.
- Yo tampoco puedo vivir sin Min-ji , mi amor. Pero sé cuánto te mima...