Donde está?

Estaba prohibido no querer conducir mi propio coche. Pero era algo que mi padre odiaba que hiciéramos. No me gustaba mucho ir a exceso de velocidad y solía respetar los límites de velocidad. Pero en esta noche en particular, estaba demasiado ansioso por seguir las reglas.

Pero cuando llegué frente al Cáliz Efervescente, todo estaba en tinieblas. Aparqué casi frente a la única puerta del lugar y no había nada, ni siquiera una nota diciendo lo que estaba pasando.

Fui a la cafetería de al lado, casi vacía de clientes.

- Hola... Me puedes decir... ¿Qué pasó con el Cáliz Efervescente?

- Él no abre hoy. – El asistente estaba seco. En el celular estaba y ahí se quedó, sin ni siquiera mirar en mi dirección.

- OK gracias.

Ella ni siquiera se dignó responder. Regresé al auto y me fui a casa, tratando de dormir, lo que era casi imposible ya que cada vez que cerraba los ojos, veía a una hermosa cantante que me volvía loco.

Me acerqué al espejo y miré la noche estrellada:

"¿Podríamos estar mirando
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