Capítulo447
Después de colgar el teléfono, Enrique se disponía a salir cuando escuchó de repente un grito detrás de él: —Enrique.

Enrique, sin querer que se notara algo, reprimió la hostilidad que lo rodeaba, se dio la vuelta y miró a su madre con indiferencia. La llamó despreocupadamente: —Mamá.

La madre de Enrique, insatisfecha, le preguntó: —Tu abuela aún no ha ido a descansar. ¿A dónde crees que vas?

Enrique, con una sudadera negra con capucha y las manos en los bolsillos, parecía estar de pie de manera relajada y casual. Sin embargo, su tono de voz estaba un poco tenso: —Ya he terminado de comer. Ustedes pueden acompañar a la abuela. No hay nada que puedo hacer aquí.

La madre se enojó: —Tus hermanos menores, esos bastardos están hablando con la abuela. Si te vas ahora, ¿no empeorará la impresión que tiene de ti? Originalmente, la abuela y tu padre preferían a esos dos bastardos.

En la familia Torres, había una esposa principal y dos concubinas, los «bastardos» eran los hijos de las concubinas
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