Capítulo 57
Pasando por la heladería, Emilia pidió de forma coqueta a Morgan que le comprara un cono de helado. Quintina también dijo que tenía sed y quería uno. Morgan asintió despreocupadamente y les dijo que escogieran ellos mismos.

Vio un cono de helado de galleta crujiente y recordó vagamente que a Cira le gustaba. Tomó uno, pero al girarse vio a Cira abriendo su termo para beber agua.

...

Cira no era que no le gustara el helado, sino que la última vez tuvo un dolor menstrual terrible y pensó que podría ser una lesión por un aborto espontáneo. Decidió cuidarse, no comer nada frío y solo beber té de dátiles rojos.

Morgan, sin expresión, devolvió el cono al refrigerador.

Emilia soltó un ¡Ay! cuando el helado se derritió y ensució sus dedos. Se limpió con una servilleta, pero aún se sentía incómoda por lo pegajoso: —¿Hay un baño aquí?

—Sí, sí, está por allá, solo gira la esquina —indicó el gerente del centro comercial. Emilia tiró su cono: —Hermano Morgan, voy a lavarme las manos, espérame.

Morg
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