Tiberio

Azotando la puerta de la prisión, usando más fuerza de la necesaria, mis botas retumban por el pasillo, mi ira golpea a los hombres como un tanque del ejército. Los que han estado aquí el tiempo suficiente saben que deben alejarse de mí como una bomba a punto de explotar. Mi furia se arremolina a mi alrededor como una tormenta que necesita ser liberada, me pican las yemas de los dedos cuando me atacan los recuerdos.

Un movimiento en mi visión periférica envía mis instintos a toda marcha mientras mis manos se envuelven alrededor de la cabeza de la persona, girando con todas mis fuerzas antes de escuchar el satisfactorio chasquido de su cuello rompiéndose. Su cuerpo fláccido antes de aterrizar con un ruido sordo en el suelo.

Mirando su cuello, veo una marca de pareja descansando orgullosamente mientras un aullido resuena en toda la casa, una pequeña sonrisa brota de mis labios, escuchando el misterioso grito de dolor del lobo. Pateé al guardia por última vez, me di la vuelta y c