Por Leonardo.

Estaba mirando a una rubia espectacular, era acompañante, lo sé por como me devolvía las miradas, ya me estaba arrepintiendo de haberle dicho a Denis que la veía para cenar.

Cuando de repente giré la cabeza y la vi caminar hacía mí, casi no la reconocí.

Es hermosa, llamativa, sexi, pero a la vez emana elegancia, clase, seguridad y tiene esa sonrisa hermosa que le daba demasiado poder.

Ella sí es espectacular.

Se notaba que estaba acostumbrada a manejarse en lugares de mucho lujo, como era el caso de este hotel.

Caminaba con elegancia, con seguridad, como si el mundo le perteneciera.

Lo hacía como si estuviera abriendo la heladera de su cocina.

Y yo me perdí de tenerla, por culpa de la estúpida que pinchaba preservativos.

No quiero ni pensar en esa mujer.

Cuando me dijo que se dio un baño de espuma, la imaginé desnuda, mi miembro estaba moviéndose dentro de mis pantalones.

No quiero que se termine la noche, aunque estoy rendido, por tantas horas de vuelo, pero tengo que h