SarahMi corazón latía acelerado mientras observaba el movimiento en el restaurante del hotel en Seattle. Finalmente había descubierto el paradero de Mason y estaba decidida a traerlo a mi lado en esta batalla.Cuando vi su imponente figura entrar en el lugar, mi sangre se heló, pero mantuve la compostura. Sabía que no sería fácil acercarme a él. Además de la cantidad de guardaespaldas a su alrededor, Mason emanaba poder por cada poro.Esperé hasta que se sentó en una mesa aislada, observándolo con atención. Cuando finalmente reuní el valor, me levanté y me acerqué, llamando su atención.—¿Mason Miller? —llamé su nombre con firmeza, pero apenas me lanzó una mirada antes de volver su atención al menú.—¿Qué quieres? —su voz era fría y cortante, pero no me dejé intimidar.—Tengo información sobre Ravenna Miller —dije en un tono bajo, sabiendo que eso despertaría su interés.Finalmente, me miró, sus ojos fríos evaluándome con desdén antes de invitarme a sentarme en la mesa con él. Acepté
BenjaminCuando Ravenna finalmente despertó, bajó las escaleras y nos encontró sentados en la sala. Mi madre y Cameron estaban terminando de preparar la cena, y la atraje hacia mis brazos, besando la parte superior de su cabeza.—¿Cómo te sientes?— pregunté mientras ella me miraba.—Voy a estar bien—. Asentí, acariciando su espalda y girándome hacia el resto de la familia.—Sé que puede parecer precipitado, pero...— Mallory me miró con ojos suplicantes, y sentí ganas de reír.—Dilo de una vez—. Dije mientras me dirigía hacia el sillón y me sentaba, haciendo que Ravenna se sentara en mi regazo.—¿Podemos ayudar con la compra del ajuar de nuestra sobrina?— Mi hermana menor, que prefería no involucrarse en nuestros asuntos, dio un salto, acercándose a mí.—Por favor, Ben, seré tía muy joven, al menos déjame elegir algo—. Los ojos de Liby brillaban entre mí y Ravenna.—¿Qué piensas, mi Luna?— Ella se sonrojó, sin saber qué decir.—No había pensado en eso—. Respondió tímidamente.—Pero yo
BenjaminLlegar a Denver fue como entrar en territorio hostil. El aire frío y cortante de la ciudad contrastaba con la tensión que se acumulaba en mi pecho. Connor conducía el coche, mientras los guardias de la manada del Oeste nos escoltaban en el coche de atrás, sus posturas alertas, indicando que nos acercábamos a una situación peligrosa.Tan pronto como llegamos a la sede de la Alianza, nos condujeron a una sala donde los lobos ya nos esperaban. Pude ver a Ragnar aguardándonos en la entrada. Su rostro serio e imponente indicaba la gravedad de la situación. A su lado, avisté a Mason, sentado en un elegante sillón, su postura relajada y despreocupada, como si estuviera disfrutando del espectáculo.Mason era un hombre imponente, alto y musculoso, con una barba tupida y cabello negro entremezclado con canas que reflejaban su edad y experiencia. Su vestimenta impecable no ocultaba la perversidad en su expresión, sus ojos oscuros brillando con un odio contenido.—Señor Reynolds—, Ragnar
BenjaminLa tensión en la sala era palpable mientras Ragnar ordenaba a Mason que abandonara el recinto. Su mirada desafiante se cruzó con la mía antes de salir, lanzando una sonrisa de burla que me hizo gruñir internamente. Aunque deseaba lanzarme sobre él y terminar con todo de una vez, sabía que tenía que mantener la compostura frente al Alfa Supremo.Ragnar se acercó a mí, su expresión seria revelaba la gravedad de la situación.—Benjamin, necesitamos hablar—, comenzó, su voz firme resonando en la sala.—Sé que existen leyes que rigen nuestro mundo, pero viste lo que le hizo a mi compañera. Viste el estado de miedo y tensión en el que se encuentra cerca de cualquiera. No dejaré que gane esta guerra, Ragnar. No lo permitiré—, bufé, controlando a mi lobo que deseaba salir.—Primero, quiero dejar claro que la conducta de Mason es inaceptable—, continuó, su voz adoptando un tono más suave pero aún decidido. —No toleramos ese tipo de comportamiento dentro de la Alianza.—Me alegra escuc
MasonCon pasos firmes, avanzo por el pasillo hacia la habitación, la tensión en mis músculos reflejando la frustración que hierve dentro de mí. Brian, mi beta, me sigue en silencio, consciente de su fracaso y de la furia que arde en mi mirada.—Eres aún más incompetente de lo que pensaba —gruño, deteniéndome frente a él y mirándolo con ojos afilados—. Esperaba más de ti.Su sumisión es evidente cuando baja la cabeza, murmurando una disculpa apenas audible.—Hazlo mejor, o tendrás el mismo destino que los otros betas inútiles que se cruzaron en mi camino.Expando mi poder y siento el gemido de dolor escapar de sus labios cuando lo obligo a arrodillarse, sus manos buscando apoyo en el suelo para soportar la presión.—No dejaré que vuelva a ocurrir, mi señor —sus palabras salen en un susurro, pero la sonrisa satisfecha en mis labios se amplía cuando piso sus dedos, escuchando el crujido de los huesos al romperse, haciéndolo sentir el dolor de mi desaprobación.—Eso espero. Lárgate de aq
RavennaLa ira de Benjamin flotaba en el aire, como una tormenta inminente a punto de desatarse sobre mí. Sentía su furia como si mi propia piel ardiera en llamas, dejándome angustiada e inquieta. Jordan, siempre vigilante, me observaba de cerca, tratando de calmar mi torbellino interior con una mirada compasiva.—¿Qué sientes, loba? —me preguntó, y respiré hondo, intentando calmar todo mi ser.—Benjamin está perdiendo el control —intenté jalar aire, que parecía faltarme en los pulmones—. Mason debe estar provocándolo, porque nunca he sentido algo así en toda mi vida. —Un ardor en mi hombro llamó mi atención, y aparté la blusa para mirar, viendo que la marca de la unión desaparecía.—Te rechazó —Jordan parecía satisfecho con la situación.—¿A qué costo, alfa? —pregunté preocupada, sintiendo a Benjamin aún muy volátil.—Benjamin sabe negociar. Los años en la empresa le enseñaron más que cualquier otra cosa. Mi hijo no es fácilmente engañado. —Asentí, tomando un vaso de agua que Mallory
BenjaminLlegar a Shelton esa madrugada ya no tenía el dulce sabor de hogar; ahora me sentía un usurpador en mi propio territorio. Tan pronto como entré en la sala, me encontré con Ravenna y Mallory dormidas en el sofá, sus rostros serenos contrastando con la agitación que sentía en mi interior. Sabía que tenía que enfrentar la realidad que me aguardaba en esa casa, aunque eso significara confrontar mis propios demonios.Caminé hacia la cocina, donde encontré a Cameron, Jordan y Celine, con sus semblantes cargados de preocupación. La mirada de Cameron se encontró con la mía, y vi el reflejo de su dolor, un dolor que también resonaba en mí. Me acerqué a ella con cautela, consciente de que mis palabras podrían ser tanto un bálsamo como una tortura.—Cameron —llamé suavemente su atención, extendiendo mis brazos para un abrazo reconfortante. Ella se dejó envolver, y por un momento, sentí la fragilidad de su alma, su profundo dolor y su necesidad de protección.—Bien, ¿qué es lo que quiere
RavennaLa tenue luz del amanecer invadió mis sueños, trayéndome de vuelta a la realidad. A mi lado, Mallory se removió en el sofá, despertando también con los susurros que venían de la cocina. Nos levantamos juntas, con el corazón apretado por la tensión que flotaba en el aire. Sabíamos que algo estaba mal.Entramos en la cocina y encontramos a Cameron, Jordan y Celine. El ambiente pesado era casi palpable, y la mirada triste de Benjamin al vernos llegar hizo que mi estómago se revolviera de aprensión.—¿Están bien? ¿Cam? —Mallory abrazó a su hermana, que comenzó a llorar. Me acerqué a Benjamin, quien me envolvió en un abrazo cariñoso, inclinándose para besar mi vientre.—Te extrañé —dijo levantándose para besarme con ternura, pero yo sabía que algo no andaba bien.—¿Qué sucedió? ¿Por qué Cameron está así? —Miré nuevamente a mi cuñada, que permanecía en los brazos de su hermana.—Vamos a casa —dijo con pesar, despidiéndose de todos y llevándome con él.—¿Benji, es tan malo? —Su postu