62. Marcas que no se curan

Ravenna

Corría al lado de Benjamin, sintiendo la tierra bajo mis patas mientras nos acercábamos a la casa. Estar al lado de Benjamin siempre me hacía sentir segura, como si nada pudiera dañarme mientras él estuviera cerca. Sin embargo, ver a los lobos de Mason tan cerca de nosotros me hizo darme cuenta de que nunca estaría completamente segura mientras el alfa del Sur permaneciera vivo.

Al llegar a la puerta principal, la expresión de todos al vernos era de puro asombro. Los ojos desorbitados, las bocas entreabiertas, el choque estampado en sus rostros. Todos tenían algún tipo de herida, pero Mallory y yo éramos las más afectadas.

Benjamin me miró por un segundo antes de abrir la puerta, y yo acepté su mirada, entendiendo lo que quería decir sin palabras. Sabía que tendríamos que explicar todo lo que había sucedido, y no podía evitar la sensación de nerviosismo que se instalaba en mi pecho.

Al entrar en la casa, me dirigí directamente al cuarto, sintiendo la necesidad de deshacerme de
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