BenjaminCon el corazón latiendo fuerte en el pecho, tomé mi celular y marqué el número de Ragnar, el Alfa Supremo. La línea sonó algunas veces antes de que contestara."Benjamin," la voz de Ragnar sonó del otro lado, firme y autoritaria. "¿Sucedió algo?" su voz estaba grave. Ni parecía que hacía poco tiempo que lo había visto."Ragnar, estamos a punto de entrar en batalla," declaré, tratando de mantener la calma, a pesar de la adrenalina pulsando en mis venas. "Mason está en camino, y necesitamos toda la ayuda que podamos." oí un pequeño gruñido de descontento del otro lado de la línea."Él solo esperó a que todos los aliados se alejaran del centro del Oeste," respondió pensativo. "Acabo de llegar a Seattle, pero estoy volviendo inmediatamente a Shelton. Daré la alerta a toda la alianza. Sus acciones tendrán fin, hoy mismo.""Excelente," dije, sintiendo un peso aliviarse de mis hombros. "Quiero que todas las fronteras con el Oeste sean dejadas abiertas para el paso de Mason, pero cer
BenjaminEl bosque a nuestro alrededor parecía inmerso en un silencio casi sobrenatural, el aire denso con la expectativa y el miedo. Mientras avanzábamos hacia nuestras posiciones, cada paso estaba cargado con el peso de la responsabilidad y la promesa de sangre. En nuestras formas de Lycans, mi padre y yo liderábamos el camino, nuestras presencias imponentes y nuestras formas bestiales moviéndose con una agilidad silenciosa.Los ojos de nuestros lobos brillaban con la baja luz del bosque cerrado, reflejos de fuerza y adrenalina. El sol, comenzando su descenso, lanzaba una luz tensa y hostil que atravesaba el dosel de los árboles, creando sombras danzantes que parecían acompañar nuestra marcha.El plan era claro: un cerco doble, una trampa destinada a atrapar a Mason y sus soldados sureños desprevenidos. Confiábamos en nuestra ventaja territorial y en la sorpresa del ataque. Connor y los rastreadores estaban listos para atacar a los sureños por los flancos mientras nosotros los enfre
BenjaminEl caos de la batalla envolvía el bosque como una tormenta violenta, el aire lleno con el sonido de gruñidos y aullidos, garras contra carne, y el choque brutal de cuerpos lupinos enfrentándose. Tayrus y yo estábamos enfocados en proteger la tienda donde Sarah estaba detenida. Sabíamos que los lobos del Sur harían todo lo posible por alcanzarla. Cada embestida era más feroz que la anterior, pero manteníamos la línea, derribando a cualquiera que se acercara.Me movía con precisión, mis garras y dientes desgarrando la piel y los músculos de los lobos enemigos, mientras la furia ardía en mis venas. A mi lado, Tayrus luchaba con igual ferocidad, su presencia junto a mí era un refuerzo en medio de la batalla caótica."No podemos dejar que lleguen hasta Sarah," gruñó, sus ojos brillando."Si la consiguen, Mason aparecerá," dije, esquivando un ataque y derribando a un lobo sureño con un golpe brutal. "Necesitamos usar eso a nuestro favor."La tienda donde Sarah estaba temblaba bajo
BenjaminEl claro parecía detenerse en el tiempo cuando Mason emergió de las sombras. Los lobos de ambos bandos se congelaron, con su atención centrada en nosotros. El aire estaba cargado de tensión, el olor metálico de sangre y sudor mezclándose con la tierra húmeda. Cada movimiento, cada respiración, era un preludio del enfrentamiento inevitable.Mason me observaba con profundo desprecio, sus ojos fríos y calculadores. A su lado, Sarah temblaba, sus ojos ahora sin aquel brillo arrogante, reemplazado por algo que parecía puro miedo."Sarah," gruñó Mason, su voz un comando cortante. "Acaba con esto de una vez. Muéstrales tu verdadero poder."Ella tembló, sus ojos desviándose hacia mí antes de responder. "Yo... no puedo, mi alfa. Mi madre... me drenó, me hizo perder el poder." Su voz falló, casi un susurro en el caos. Sus ojos brillaron con pánico, buscando algo en mí que no sabía si podía ofrecer.La expresión de Mason se retorció en furia. Agarró el brazo de Sarah con brutalidad, sus
BenjaminEl bosque palpitaba con el sonido de la batalla, cada gruñido y aullido era una nota en la sinfonía violenta de nuestra lucha. El olor metálico de la sangre y el aroma de tierra mojada llenaban el aire, haciendo el escenario aún más sombrío. Mason había huido, llevándose a Sarah, y mi rabia hervía, un calor insoportable que amenazaba con consumirme. Cada latido de mi corazón era un recordatorio de su destrucción, cada lobo enemigo que caía bajo mis garras era un grito de furia por la pérdida."¡Avancen!" grité, mi voz cortando a través del tumulto. "¡Empujen a estos bastardos hacia las sombras!" Mis lobos respondieron con un gruñido al unísono, sus cuerpos lanzándose sobre los enemigos con una determinación feroz. El suelo del claro estaba marcado por cuerpos y sangre, una demostración brutal del precio de nuestra lucha.Mis sentidos estaban agudizados, cada fibra de mi ser concentrada en destruir a los lobos del Sur. Desgarraba, mordía y derribaba a cualquier lobo que osara
BenjaminEl escenario a nuestro alrededor era desolador. Marchábamos hacia el territorio del Sur, cada paso un recordatorio de las sombras que aún se cernían sobre nosotros. Los últimos tres días habían sido una constante búsqueda de Mason, una persecución que parecía alargarse sin fin. Los bosques densos y los campos abiertos de los territorios aliados hacían la tarea aún más ardua. Cada lugar investigado, cada pista conducía al vacío.Mi mente hervía con la imagen de Mason, huyendo. La rabia ardía en mi pecho como una hoguera, la frustración creciendo con cada paso sin resultado. Jordan estaba a mi lado, la determinación en su mirada reflejando la mía."Ningún rastro de él todavía," murmuró Jordan, su tono cargado de cansancio."No puede haber desaparecido," respondí, la irritación aflorando en mi voz. "Debe estar en algún lugar, esperando para atacar."Miré hacia el horizonte, la mente inquieta. El paisaje era traicionero, lleno de escondites y sombras."Esto no es algo que haría u
BenjaminLa tienda estaba sofocante con la tensión de los últimos acontecimientos. El olor a sudor y furia impregnaba el aire mientras todos los líderes se reunían alrededor de la gran mesa de madera. Los mapas y reportes esparcidos sobre ella eran testigos mudos de nuestra búsqueda incesante de Mason. Los aliados del Oeste, siempre leales, nos daban apoyo continuo con suministros y refuerzos, pero la oscuridad persistente del Sur parecía engullir cada uno de nuestros esfuerzos.El murmullo de los lobos del Oeste dentro de la tienda era un zumbido incesante, una melodía discordante de frustración y determinación. Mi padre, el alfa del Oeste, tenía las manos apoyadas en la mesa, la mirada fija en mí. Connor estaba a su lado, con una expresión seria y preocupada. Throne, el beta de mi padre, observaba atentamente, sus ojos calculadores no perdiendo un detalle. Tayrus, el general de mi ejército, estaba de pie, la postura rígida como si fuera a explotar en cualquier momento. Los guardias
BenjaminEl calor abrasador del Sur era una presencia constante mientras avanzábamos hacia la frontera del territorio de Mason. El paisaje, dominado por terrenos accidentados y bosques densos, exhalaba una sensación de peligro inminente. El sol ardiente, implacable, nos castigaba con su intensidad, el sudor escurriendo por nuestros cuerpos, agotando nuestra energía.Mi grupo se movía en formación compacta, los ojos atentos a cualquier señal de emboscada. Connor estaba a mi lado, su mirada firme y vigilante, mientras Tayrus lideraba la vanguardia, su cuerpo tenso como una cuerda a punto de romperse. Con cada paso que dábamos, la sensación de entrar en territorio enemigo se intensificaba, como si la propia tierra supiera que éramos intrusos.Llegamos al borde del territorio de Mason al caer la noche, la oscuridad comenzando a envolver el bosque en un abrazo traicionero. La frontera estaba marcada por una línea de árboles altos y densos, sus copas formando un muro natural que ocultaba lo