131. Emboscada

Benjamin

Mientras las patrullas se desplegaban, la tensión en la sede de la manada del Oeste era palpable. Estaba allí junto a mi padre, Jordan, y el alfa supremo, Ragnar, esperando cualquier señal de peligro. El silencio solo era interrumpido por nuestros pensamientos y alguna que otra conversación rápida y tensa.

"Ben, deberías ir a casa a descansar", dijo mi padre, con preocupación evidente en su voz. "No tiene sentido que todos estemos aquí agotando nuestras energías. Ve a cuidar de tu compañera y de tu hija". Sus palabras eran todo lo que mi lobo quería oír, pero algo me decía que debía quedarme.

"No puedo, padre", respondí firmemente. "Necesito saber qué está pasando, si la información es verdadera o falsa. No puedo descansar hasta estar seguro".

Ragnar, sentado junto a nosotros, observaba la escena en silencio, con sus ojos brillando con la misma determinación que yo sentía. Las horas pasaban lentamente, cada minuto aumentaba nuestra ansiedad. Estábamos todos al límite, listos
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