─¿Y ahora que hacemos? ─me pregunta el topo y no se que decirle pues no sabia que hacer, según yo, ellos estaban en una reunión de negocios pero al parecer no.

─¿Qué hacen acá? Yo los había ponido en un restaurante ─ni siquiera los he visto pues están atrás de nosotros.

─¿Nos están corriendo? ─la voz ofendida de Agustín me da risa, pues es todo un exagerado nivel la rosa de Guadalupe.

─Supongo que iremos a dar la vuelta y ver chicas y chicos por toda la playa ─el pendejo de Rohan como siempre con sus ideas todas pendejas.

─Mira Agustín, ya tenemos a los hombres clasificados, te invito a ser juez de nuestros chichicuincles ─le ofrezco para que el perro desgraciado se quede solo.

─¡Oh! ¡Muchísimas gracias!, Es un gran honor calificar a los de mi especie ─me responde siguiéndome la corriente mientras chocamos los cinco y se sienta a un lado mio.

─Tranquilo Rohan, también vi una que otra mujer que fácilmente me voltea como tazo al otro bando sin ningún problema ─Chris, esa perra traidora