24 de diciembre de 2020.Condado de Shkodër, noroeste de Albania.Seyra Holmström—¿No prefieres llevarme contigo? —me atrevo a preguntarle.—¿Segura que estás lista para eso, Seyra Holmström? —me dice, y es entonces cuando todo mi cuerpo se pone rígido.Escucho una leve risa burlona de fondo antes de sentir que toma mi pierna y quita el tacón de mi pie derecho. Yo estoy tan enfocada en el hecho de que él sabe quién en realidad soy que no noto que también sabe exactamente donde está el microchip que me vuelve Carol Bromosa, hasta que me lo quita. Tomo una profunda respiración antes de analizar todo. Lo sabe, el maldito lo sabe y tal vez lo supo incluso antes de que yo llegara, lo cual me hace sentir estúpida, inepta y fracasada.—¿Desde cuándo sabías que era una agente? ¿Desde cuándo sabías que te había encontrado? —pregunto, intentando calmar el impacto que tuvo el saber que él tenía conocimiento sobre mi verdadera identidad.—En primer lugar, quiero aclarar que quien te encontró fu
Con mi índice le indico que levante la parte superior de su cuerpo un poco y cuando lo hace, lo primero que hago es quitar el saco de su traje, antes de disponerme a desabotonar su camisa, y, cuando se la quito, muerdo mi labio con fuerza al mirar su firme cuerpo. La blancura de su piel está cubierta por una capa de bronceado el cual hace que se noten más los seis cuadros que cubren su abdomen y me tiente a meter mano deslizando mis dedos por esa V que se marca en su vientre. Sus pocos tatuajes también relucen, son llamativos y le dan ese toque de perfección absoluta. Desabrocho el botón de su pantalón y bajo el cierre, me inclino, trato de hacer espacio entre su cuerpo y el mío y mi rostro se va directo a esas marcas que me siguen haciendo querer pecar, solo que, en vez de tocar sus líneas con mis dedos como pensaba hacer, termino lamiendo su abdomen con mi lengua. Pequeños gemidos salen de sus labios y juro que es como escuchar mi canción favorita. Solo que esto es más potente, se m
Korçë - Distrito de Korçë.Albania 24 de diciembre de 1961.Narrador omniscienteLa mujer miraba las montañas, veía todo el enorme y hermoso paisaje que la rodeaba. Sus ojos color verde, al igual que los árboles frondosos, iluminados por la salida del sol no dejaban de admirar el lugar donde había crecido. Ella siempre adoraba ir a ese lugar escondido, ese lugar donde nadie la podía encontrar y era lo que más le gustaba de ello, pues sus responsabilidades no le permitían darse estos lujos. En su vida no había más que dolor, traición y muerte. Sin embargo, una vez decidía el destino de los descarriados, de los corrompidos, disfrutaba del proceso. Su única distracción era su hermana y lo único que la protegía era ese ser indicado para hacerlo. Sus ratos libres, los cuales eran muy pocos, los invertía en irse a ese pequeño espacio, una cueva que daba la vista a toda la ciudad, lugar donde se escondía el Bajo Mundo, donde vivían los destructores de las mentiras, engaños, pervertidos y de
25 de diciembre de 2020.Estados Unidos: Washington D. C.Xander Adkins—¡Hora de levantarse! —el sonido de las persianas subiendo, las cortinas ser abierta y el bip del aire acondicionado al ser apagado llega a mis oídos, pero no presto atención y planeo seguir durmiendo, hasta que la luz del sol pega de lleno en mi rostro y me hace apretar mis parpados con fuerza.—¡Joder! —maldigo y me volteo en la cama dándole la espalda a Adele quien no me deja dormir un poco más —. Sé que tengo que trabajar, pero dame cinco minutos más.—No me interesa si dormiste las ocho horas que por ley se debe dormir diariamente —frunzo el ceño. Esa no es la voz de Adele. Me tallo mis ojos para poder abrirlos y me volteo incorporándome en la cama mientras parpadeo hasta mirar como una sexy extraña enloquecida camina por mi habitación de manera casual —. He dicho: —ella se da media vuelta y me enfrenta, dejándome hipnotizado con esos deslumbrantes ojos que son lo primero que miran los mío —. ¡Hora de levanta
Tomo una gran bocanada de aire y camino en dirección a la salida. Aprieto el maletín entre mi mano derecha y tiembla así que lo cambio de posición traspasándola a la siguiente mano. De repente siento que necesito un trago de cualquier alcohol para calmar mis ansias, pero también sé que si tomo no podré parar y ayer taché la primera linea, a pesar de haber sido navidad no bebí. Quiero marcar una segunda linea hoy, pero me siento nuevamente extraño, siento esa sensación que no se calma con nada y ya comienza a ponerme mal.Camino pasando por el lado de Sherlly quien en seguida me sigue. Tiene el rostro serio, firme, por un momento me parece demasiado profesional, hasta que voltea y nota que la estoy mirando mientras caminamos a la par, sonríe. —Oye... —dice, y enarco la ceja por la confianza con la que me trata, sin embargo, no le digo nada y la dejo hablar mientras recorremos el sendero que nos lleva hacia las camionetas en las que siempre vamos a la empresa —. Lo de esta mañana lo di
Abro la puerta de mi oficina y me hago a un lado invitando a que Sherlly a que pase, ella asiente hacia mí y analiza todo el lugar.—Puedes revisar o instalar lo que tengas que instalar, yo estaré detrás de mi escritorio tomando mi café y revisando unos correos hasta que comience la reunión dentro de media hora —Le informo. Ella asiente y comienza a mirar posibles lugares donde instalar su equipo de trabajo. Yo me pongo al corriente de los mensajes telefónicos que dejan en la empresa y los escucho mientras dejo el saco en el espaldar de mi silla de oficina y aflojo mi corbata. Voy a darle otro trago a mi café cuando escucho el tercer mensaje y casi me atraganto al escuchar la voz de Emily...Un momento ¡Es Emily! ¡Maldición!Xander, hola, soy Emily. Quería avisarte que ando sin celular desde hace un par de días, me llamaron desde la sucursal donde lo llevé para que lo arreglaran y me pasaron los mensajes que me habían dejado para que los escuchara o viera si eran importantes ya que de
28 de diciembre de 2020.Estados Unidos: Washington D. C.Sherlly HolmströmNo puedo dejar de mirarlo. No pude dejar de hacerlo cuando lo vi dormir y tuve que levantarlo haciéndome la indiferente. No pude hacerlo cuando llegó a la cocina y trató de esa manera tan tierna a su pequeña hermana, pequeña momia, como la apoda él. Tampoco desaprovecho la oportunidad para hablarle lo más que puedo a cada instante, y, mucho menos, dejé de mirarlo cuando manché su camisa y tuvo quitársela haciendo relucir ese cuerpo, esa obra de Dios y a la vez del Diablo. Su piel estaba tan marcada, tan radiante; es musculoso, tentador, un blanco cremoso cubierto por tatuajes..., sus tatuajes..., nunca a nadie le habían lucido tan bien tener la cantidad de tatuajes que él carga en su cuerpo. Eran tan extraños y la vez llamativos, de diferentes tamaños y todos de color negro. Ellos me gritaban sin voz, me incitaban, me pedían e imploraban ser tocados. Tocados por mí. Sus tatuajes tenían historias, su risa tens
Tan solo me coloco una bata de baño en el cuerpo y con una toalla sujeto mi cabello para que se seque un poco. Saco mi laptop desde el maletín donde siempre la guardo y que se encontraba encima de la silla que está puesta estratégicamente al lado de la ventana para disfrutar de la vista que da la enorme piscina y la enciendo poniéndola sobre la cama, antes de sentarme sobre esta, frente al portátil.Hago el informe correspondiente que se debe realizar diariamente y lo envío a la base de datos de la DOE. Justo cuando estoy cerrando la laptop la puerta de mi habitación suena y yo me acerco a abrirla, encontrándome con la señora Adele quien tiene una sonrisa tensa.—Perdone la molestia..., —comienza a decirme y yo niego con mi cabeza.—Oh, no. No molestas. Justo ya quedaba libre e iba a vestirme para bajar un rato —agrego al darme cuenta de que aún me encuentro dentro de la bata de baño.—Es que... La niña Xy no deja de pedir por usted. Terminó clases y ni siquiera quiere almorzar. Todo