Capítulo 2

Gloria llegó temprano al que sería su primero trabajo. Se había levantado a las 6 de la mañana, la emoción no la dejó dormir ni un poco más.

Eran las 8:15, entró y vio a la pelirroja con su enorme sonrisa. Se acercó a ella, para preguntar si subía directo o no.

-Hola, Gloria. Felicidades por tu nuevo empleo.

-En realidad, es el primero – respondió con timidez -.

-Vaya, entonces debiste deslumbrar a la señora Nelly, y eso es casi imposible. Ha tenido cuatro asistentes en los últimos seis meses.

-No…

-Pero tienes otra vibra, sé que te irá bien. Un consejo, de vez en cuando ofrécele unos bombones de chocolate o ir a comprar por ella. Sobre todo, cuando hace frío. En el tercer piso hay una tienda de comida – le guiñó un ojo y le dio una tarjeta de pase como la que usaban todos los trabajadores allí -. Suerte en tu primer día.

-Gracias, en serio muchas gracias.

Subió el ascensor y al llegar, la rubia de la entrada la recibió con una sonrisa.

-Buenos días, Gloria. Yo soy María Luisa, no me trates de usted, somos compañeras de trabajo – otro guiño para Gloria, sus nervios se iban aplacando -.

-Buenos días, María Luisa – le dedicó una sonrisa -. La señora Nelly, ¿está aquí?

-Por supuesto. Ella llega a las 8 en punto, al igual que yo. Te anunciaré de inmediato.

Mientras su compañera avisaba de su llegada, miró mejor el espacio. Era grande. Habían varias oficinas, al lado de la oficina de su jefa había otra, pero se notaba más pequeña. Lo notaba por la distancia entre las puertas.

-Gloria, puedes pasar. Es la oficina 10, está por ese pasillo dando la vuelta a la derecha.

-Muy bien, gracias.

Gloria se fue con paso decidido hasta donde se le indicó. Golpeó la puerta y la voz de la mujer le pidió que entrara.

Era como la de la entrevista, pero bastante más pequeña. Esta cabía dos o tres veces en la del señor Sepúlveda.

-Toma asiento, cariño – Gloria le hizo caso -. Buenos, bienvenida. No me fue difícil elegirte, ya que tienes experiencia en el área donde necesito ayuda. Tú te encargarás de la nómina.

“Recursos Humanos se encarga todos los meses de revisar los contratos. Tu trabajo es actualizar en las finanzas aquellos que requieran aumentos o descuentos. Tendrás relación estrecha con Diego Hernández, el asistente del jefe de esa área. Se llevarán bien, es de tu edad… bueno, más o menos, creo. Pero es agradable.

Así, la señora Nelly le explicó el funcionamiento del sistema, sólo se usaba Excel, que anticuado, pensó Gloria, ya que en su práctica usó un software más sofisticado, que estaba ligado a ambas áreas. Fácil de manejar y los cambios se hacían automáticamente.

Al terminar, le pidió que le acompañara a ver la que sería su oficina. Estaba al lado, marcaba el número 11 en la puerta, al entrar so sintió un poco emocionada y un poco deprimida, al menos tenía ventana, eso era lo importante.

-Puedes dejar tus cosas aquí. Vamos a conocer el resto del piso.

Le indicó donde estaban los baños, muy cerca de ellas. Era un pasillo pequeño, donde las puertas de hombres y mujeres se enfrentaban. Dentro había 3 cubículos y casilleros, para guardar ropa en los días de lluvia.

-Aunque no lo creas, tenemos un cuarto de lavado. Una lavadora pequeña y secadora, en caso de accidentes con el café o los autos que pasan por charcos a gran velocidad.

Wow… esto es de otro nivel.

La lleva a la cocina, donde hay un refrigerador extraño, es por compartimientos, cada uno con un nombre asignado. Si quieres tener tus cosas alejadas de los demás, este es el refrigerador ideal, se abre con una llave, que cada propietario posee.

-No hay compartimentos disponibles, por lo que puedes traer tu comida en un recipiente especial o comer en el tercer piso, preparan unas pastas deliciosas y ni te cuento del pastel de chocolate.

Por último, la lleva a la biblioteca, donde hay libros de todo tipo, desde contabilidad hasta literatura clásica.

-Aquí puedes buscar apoyo para el trabajo o lectura para tus dos horas de descanso – se para frente a ella y sigue explicando -. El horario es bastante bueno, al menos para ti. Tu entrada será a las 08:30 de lunes a viernes. Almuerzo de 13:00 a 15:00 y la salida a las 16:30. Tendrás que venir el cuarto sábado del mes, de 09:00 a 13:00, ese día la vestimenta es libre, el resto de los días se pide vestimenta formal y pegada a las normas de recato. Pero creo que contigo no tendré ese problema. ¿Alguna duda?

-Ninguna por el momento, gracias.

-Bueno, vamos a tu oficina, te tengo mucho trabajo, hoy es miércoles y espero que el viernes o el lunes puedas tenerlo listo.

Gloria la siguió hasta su propia oficina, allí la esperaba una buena torre de carpetas, de las que no se había percatado cuando dejó sus cosas.

Luego de las indicaciones, Gloria se puso manos a la obra. Empezó por revisar cada carpeta. El trabajo era distinto. Debía reconocer los que necesitaban aumento de salario, aumento de bonos por movilización y los descuentos por permisos o licencias médicas. En su oficina encontró cajas vacías, las que dispuso sobre un mueble que servía de archivador pero que no tenía nada sobre él. Era bajo, así que le daría la comodidad que necesitaba para clasificar.

Vio la hora, ya eran las 09:38 de la mañana, se propuso tener clasificadas las carpetas antes de la salida del almuerzo. Lo que se preguntaba es por qué, en pleno siglo XXI todavía hacían esto en papel, cuando con un simple programa en red podrían manejar la información de forma más rápida.

Podían costear un cuarto de lavado y refrigeradores extravagantes, pero no podían instalar un software decente.

En fin, mientras realizaba la tarea de clasificar, descargó un programa en su laptop personal. Buscaría la forma de presentarlo a su jefa, para no volver a tener que hacer esto.

Se entregó tanto a su primera tarea, que no se dio cuenta de la hora hasta que su estómago comenzó a rugir. Vio su teléfono y ya eran las 13:45.

Cogió su bolso y se fue al tercer piso. No había mucha gente, así que pudo pasar rápido por la fila, pidió una ensalada de pollo y una gelatina con fruta de postre. A las 14:25 estaba lista, así que decidió subir otra vez a trabajar. Le faltaban pocas carpetas que revisar, eran demasiadas y clasificarlas no era sencillo.

Se fue a esperar el ascensor, sacó su teléfono, para revisar si tenía algún mensaje, pero no había nada. Buscó sus auriculares y puso su música favorita en Spotify. Cuando las puertas se abrieron, sólo entró, sin ver quién estaba adentro. Marcó el piso, le subió el volumen a la música y cerró los ojos unos segundos. Cuando creyó que ya debía bajarse, abrió los ojos y se encontró con Javier junto a ella.

Se espantó, seguro que la quiso saludar y ella no escuchó.

Apagó la música un momento y quitó un auricular. Lo miró con una sonrisa tímida al tiempo que se abrían las puertas.

-Buenas tardes, señor Sepúlveda.

Pero no hubo respuesta. Que mal educado. O tal vez se molestó porque saludó primero y ella no respondió, que vergüenza.

Se fue a enterrar a su oficina, para olvidar el bochorno. Colocó nuevamente la música, Alex Ubago cantaba sobre seguir buscando una sonrisa que le diera de nuevo la vida.

Cerca de las cuatro, Nelly apareció y la encontró tipeando ya los datos en un archivo Excel ya creado.

- ¿Cómo vas? – preguntó curiosa -.

-Ya voy con el tercer archivo – al ver su mala cara, explicó de inmediato -. Me dediqué a clasificar primero, dado que Diego maneja las tareas por separado. Terminé hace diez minutos y de esa forma creo que avanzaré mucho más rápido.

-Me parece bien, suena bastante eficaz el método – dijo Nelly, no muy convencida -.

-Sí, era la mejor manera de hacerlo, considerando que son doscientas personas con cambios.

- ¡¿Qué?! ¿Y revisaste todo eso en cuatro horas?

-Digamos que un poco más, me pasé en el horario de salida y cuando terminé mi almuerzo, me vine directo.

-Vaya… me parece bien que te comprometas así. Pero no lo hagas de nuevo. Para el señor Sepúlveda es sumamente importante que se hagan las cosas a tiempo, pero respetando los descansos.

-Bueno, digamos que ya tuve mucho tiempo para descansar, tengo toda la energía para sacar este trabajo en el plazo que me indicó. Aunque podríamos evitar la complicación del papel y ahorrar en insumos con un simple programa.

-Me parece perfecto. Yo no entiendo nada de eso, lo hablamos mañana con Diego a primera hora. Le diré que nos vea al llegar. Te dejo, para que sigas con tu trabajo.

Y se fue.

Gloria se esforzó por cumplir su meta de seis correcciones, y lo logró.

Guardó los cambios, apagó su computador y arregló sus cosas.

Salió al área de recepción del pasillo y se encontró con Javier nuevamente. Lo miró y le dijo tímidamente.

-Que tenga una buena tarde, señor Sepúlveda.

Este sólo le dedicó media sonrisa forzada, que duró dos segundos y entró al ascensor primero, a penas se abrieron las puertas. Gloria no podía creer que fuera así, tan descortés.

Al llegar al primer piso, la pelirroja arreglaba sus cosas para salir.

- ¿Qué tal el primer día?

-Bastante bueno, aunque la sombra fue que metí la pata con mi jefe. Subimos juntos al ascensor en el regreso del almuerzo, escuchaba música y no escuché que me saludó. Le he hablado dos veces y no contesta.

-Cariño… tú tranquila. Lo más probable es que ni siquiera te saludara la primera vez, porque ese señor no habla a nadie, a menos que sea para dar una orden o un regaño. Jamás me ha dicho buenos “algo”.

Gloria lo vio salir del edificio. Y ella alterada y avergonzada, creyendo que había sido grosera.

- ¿Te vas en metro? – le preguntó a la pelirroja. Se dio cuenta que aún no sabía su nombre -.

-Hoy no. Mi novio viene por mí – su sonrisa se hizo más grande, como si eso fuera posible -.

-Bueno, entonces me voy. Nos vemos mañana – hizo el ademán de irse, pero se giró otra vez hacia la chica y le preguntó -. A propósito, ¿cuál es tu nombre?

-Alma – le dijo con su sonrisa de siempre -.

Se despidió de ella con la mano y salió al fin a la calle. El flujo de gente estaba creciendo, seguro se encontraría con el metro lleno y el bus de acercamiento estaría peor. Pero eso era lo demás, porque tenía trabajo.

Cuando subió al vagón y pudo tomar asiento, se concentró en la música que escuchaba. Rosas de La oreja de Van Gogh le pareció algo triste. La cambió por otra y se encontró con Mujer Azul de Difuntos Correa, esa sí tiene ritmo, aunque igual tiene una historia triste detrás.

La despertó un poco, su día estuvo ajetreado mentalmente, pero sabe que puede terminar bien su primera tarea.

De pronto, la música se oye lejana y comienza a pensar en su jefe. La actitud de éste la tiene sorprendida, es como si se sintiera superior a todos los que le rodean. Tenía dos opciones, ignorarlo como él lo había hecho o ignorarlo, pero sin ser tan evidente.

Mmm…

Sale del metro y camina hacia la parada del bus.

-Lo mejor que puedo hacer es llevarle la contra. Mientras menos me salude, más lo haré yo. A mí me educaron bien, problema de él si se cree superior.

Al ritmo de Bittersweet Simphony subió al bus que la acercaría a su casa y se sintió bien con ella misma, porque el loco del volante no la haría quedar mal con los valores que sus padres le habían enseñado.

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Hola mis queridos lectores.

Les cuento que pueden seguir la playlist de Gloria en Spotify: "Por tu sonrisa"

Gracias por leer.

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