Primeros días de julio
New York
Lance
Después de convencer a Karina de este viaje para intentar descubrir la verdad, me encuentro en mi oficina recogiendo los documentos necesarios para la inspección de los aviones. El silencio apenas dura unos segundos: la puerta se abre con fuerza y Cristina entra con paso rápido, los ojos inyectados de alarma.
—Lance, dime que no es cierto lo que escuché… ¿viajas a Dallas para la inspección de unos aviones?
—¿Y qué tiene de malo? —respondo sin inmutarme, ajustando el maletín—. Es una rutina, lo he hecho muchas veces.
—¡Malo! —exclama, acercándose hasta la orilla de mi escritorio—. Mamá fue clara, te prohibió pilotear. Sabes cómo quedó después del accidente de papá. ¿Por qué arriesgarte? Alguien más puede hacerlo.
—Cristina, no dramatices. Mejor dedícate a ayudar a Roger a buscar una salida al bloqueo de las cuentas —contraataco con dureza—. Si seguimos así, no podremos sostener la empresa.
Ella aprieta los labios, su voz se vuelve filosa.
—Créeme, l