CAPITULO 2

Grandísimo idiota murmuro en mis adentros, lo veo fijamente y por un instante me pasó por la mente la escena de el con esa chica y la expresión tan erótica que hacía mientras la hacía suya, mi rostro se enrojece sin percatarme.

Dios debo estar loca al pensar en eso y encima de haberme gustado, él está sacando un papel de su mochila y yo sufriendo una mala jugada con mi imaginación lujuriosa.

Aunque debo admitir que es bastante atractivo, tiene ojos azules intensos , el cabello es castaño oscuro bastante lacio, sus cejas pobladas y gruesas combinadas con unas pestañas largas y rizadas, su rostro parece de revista además tiene aretes negros en la oreja y lleva tatuado el dorso de las manos y quién sabe que otros lugares más.

- ¿Esto es tuyo?-

Cuando veo es mi dibujo, creí que no lo recuperaría.

- Devuélveme, es mío. - extendiendo mi mano para tomarlo.

- ¿Tu nombre artístico es Melek? Debo admitir que eres muy buena, el bibliotecario se ve sublime aquí. -

- Mi nombre es Melek, ahora devuélveme mi dibujo. -

Intentó quitárselo de las manos, pero es en vano, este tipo debe medir 1.80 metros y con mi estatura es una total burla.

- Lastima que seas enana y no puedas alcanzarme. -

No es un ser humano con el que se pueda razonar y mi nivel de tolerancia ha sobrepasado su límite, lo pateó con fuerza y por error le doy en las bolas, bueno quería lastimar sus pantorrillas pero creo que no medí mi fuerza.

Suelta un quejido agudo de dolor mientras se agacha sosteniendo su entrepierna, su cara está soportando el dolor cuando grita.

- M*****a. -

- Para que veas que no se necesita estatura para darte un golpe en las bolas. -

Me echo a correr arrebatándole el dibujo de las manos y me doy a la fuga antes de que se recupere, sin darme cuenta estoy ya en mi dormitorio, creo que corrí más que en las carreras olímpicas.

Llegó a mi habitación y me encierro, la vida universitaria jamás pensé que sería tan emocionante y divertida, es mi primer día y ya he visto de todo.

Tomo una ducha antes de dormir y pido una pizza a domicilio, no debería comer comida chatarra lo sé, pero este día lo amerita.

Tengo el cabello húmedo goteando, mi cabello es rizado y rubio si lo dejo suelto se me crean ondas en las puntas y la raíz es lacio, lo tengo bastante largo hasta mis glúteos, me pongo una camiseta holgada color gris, sin sostén y ropa interior de algodón por debajo.

Estoy leyendo un libro mientras espero que venga mi pizza, escucho que me tocan la puerta, brinco de la cama apresuradamente.

Cuando abro mi puerta es el mismísimo Diablo en persona.

Cómo se enteró cuál es mi habitación y peor aún que hace enfrente de mi puerta.

- ¿Qué demonios haces en mi habitación? quieres otro golpe. - Le digo molesta.

- Cálmate, gordis solo vine a hablar. -

Apretándome una mejilla y sonriendo divertido.

- ¡Déjame! Baboso.- lo veo frunciendo el ceño.

- Siempre eres tan violenta.-

- Qué quieres. - cruzo mis brazos y mis senos se marcan en mi camiseta.

Su mirada penetrante está llevando su atención hacia mis senos y muslos.

- Si te me quedas viendo nada más, cerraré la puerta.-

- Espera, vine porque quiero que me ayudes con una clase de diseño digital, veo que tú tienes talento podrías ayudarme con mis bosquejos.-

- Olvídalo, no puedo hacerlo.- Niego con la cabeza.

- ¿Por qué no? - pregunta confundido.

- No somos cercanos, ni siquiera sé cómo te llamas y como es que averiguaste cuál era mi habitación.-

Nos interrumpe el repartidor.

- pizza de pepperoni con especial de carne y queso, son 8 dólares. - dice el repartidor.

Me doy la vuelta y busco el dinero, pago por la pizza y el repartidor se retira, dejó la caja en mi mesa de estudio.

Cuando me volteé, estaban las chicas en la puerta con cara de desconcertadas, sobre todo Caroline.

Me sentí incómoda de repente.

- No vas a presentar a tu amigo nuevo. - exclama Caroline.

-Y cómo hacerlo si es un desconocido para mí, estaba a punto de decirle que se vaya y ustedes aparecieron.-

-Soy Max Evans, mucho gusto chicas, creo que me retiró.-

Entra y toma una rebanada de pizza.

- ¿Pero qué haces?-

- Es justo Melek, no he cenado buscándote así que lo tomaré como disculpa por golpear las bolas.-

Las chicas se burlan divertidas, él se va mientras le da un mordisco a mi pizza.

- Ese era el papasote tatuado del que les hablé ayer. - dice Caroline.

- Bueno y de que lo conoces. - pregunta Izy.

No les contaré que lo vi haciendo delicioso, solo pensarlo me desestabiliza esa imagen.

- Me vio, haciendo un retrato realista con lápiz así que me ha pedido ayuda con sus diseños digitales al parecer es muy mal dibujante.-

-¿Y le vas a ayudar?- pregunta Caroline.

- No, claro que no.-

Las chicas comen conmigo y después se van a dormir.

Me acuesto a dormir y pienso en mi primer amor que conocí, el chico de la biblioteca.

Aunque mis ojos se van cerrando por sí solos.

Al dia siguiente...

El toque de una mano recorriendo mis muslos, erizan mi piel y su peso recae arriba de mi paralizando todo mi cuerpo, está justo encima de mi entrepierna no puedo ver su rostro en esta oscuridad pero notó un tatuaje con forma de flor de loto en su cuello y su físico es mucho más grande que el mío.

Es un hombre, pero como entro a mi habitación, que es esto que siento, me frota su cuerpo con el mío, su cadera presiona contra la mía y siento un palpitar en mi interior es extraño nunca antes me había sentido así, sus manos sostienen mis manos y nuestros dedos están entrelazados, siento una calidez que emana de su cuerpo, estoy siendo arrastrada con la mente en blanco no puedo detenerlo, un bulto extraño se palpa por encima de sus pantalones se ha puesto duro, no puede ser.

No lo controlo, no me resisto cada uno de sus rozes me hacen perder el sentido siento que me derrito, sus labios tocan mi cuello y estremezco, estoy jadeante y febril.

Mis ojos se entrecierran y muerdo mis labios, de repente escucho un zumbido con una voz de fondo.

Despierta Mel...

Que, esa voz la reconozco...

-Despierta Melek, dormilona.- vocifera Caroline.

Abro los ojos sorprendida, mi pelo desarreglado, con mi camiseta gris puedo sentir humedad en mi entre pierna, no, no es posible tuve un sueño húmedo.

- Límpiate la baba, que llegarás tarde a tus clases siempre tienes el sueño pesado.- dice Caroline.

Me levanto rápido, Caroline sale de mi habitación, yo tomo una ducha rápidamente para no atrasarme al quitar mis bragas puedo notar la humedad, nunca antes me había pasado algo así.

Ahora que recuerdo, ese sueño húmedo lo tuve con el depravado de las gradas es el mismo tatuaje estoy segura.

- Ay, no por qué mi primer sueño húmedo debió ser con el.- tocó mi frente agobiada.

Creo que ver la escena candente influyó, hubiera preferido que hubiera sido con Noah, el bibliotecario más lindo que han visto mis ojos, no con ese demonio.

salgo de la ducha, me pongo una camiseta negra holgada con el dibujo de una rosa y unos jeans cortos con tenis blancos, dejo mi cabello suelto por qué está húmedo , me coloco los lentes y me dirijo a mi salón de clases .

En la clase de arte nos entregan un proyecto para hacer un cuadro de cualquier temática con límite de tiempo de un mes, eso será mucho trabajo, también tengo tareas en las otras asignaturas.

Además tengo que formar parte de algún club académico  para agregar puntos en mi expediente.

La universidad es estresante definitivamente, daré lo mejor de mí.

Estamos en la hora del almuerzo en el comedor hay estudiantes de todas las facultades, el sitio es enorme.

Estoy haciendo fila con Izy para almorzar cuando Caroline aparece.

- Hola chicas, como les va.- dice Caroline

- Bueno intentando comer algo.- dice Izy.

- Porque esas caras largas universitarias.-

Réplica Caroline.

- Es el segundo día y ya siento  la presión de ese título.- exclamó.

Vamos y nos sentamos las tres en una mesa.

Caroline exclama.

- Oh, se me olvidó contarles.-

- Que cosa. -  dice Izy.

- Max, el chico tatuado es de mi carrera, bueno un año superior de hecho.- dice Caroline.

- Porque importa, lo odie a primera vista es muy presumido. - Replico molesta, mientras como mi comida.

- A mí me pareció un chico agradable.- dice Izy sorbiendo de su soda.

- Hablando del Rey de Roma, viene para acá con sus amigos.- dice Caroline disimulen.

- Hola Gordis.-  Max lo dice saludándome.

Él y sus amigos se sientan en nuestra mesa.

- Me llamo Melek.- lo digo con una cara de desagrado y volteando mis ojos en blanco.

- Me gusta más gordis.- réplica Max sonriendo divertido.

Los amigos le entregan un panfleto a las chicas sobre una fiesta de bienvenida para los nuevos ingresos es esta noche.

Él está a dos asientos lejos de mi pero no puedo evitar ver su cuello me recuerda al sueño que tuve está mañana, me hace sentir incómoda.

Termina de comer y se va con sus amigos.

- Espero verte en la fiesta.- dice Max antes de alejarse del todos.

- Tenemos que ir, eso es un hecho.- exclama Caroline emocionada.

- Yo no iré, táchame de esa lista.- Replico

- Dios, por qué eres tan recatada, suéltate un poco, se un espíritu libre.- dice Izy.

- Ese es el dilema, me gusta mi espíritu aprisionado.- respondo  con una sonrisa falsa.

- Deja de esconderte, se amiga de chicos como Max, haz una locura, diviértete, vive.- exclama Izy.

- Bueno Max te dice gordis de cariño, hasta parecen cercanos.-  dice Caroline.

-Cercanos, no claro que no, ni por equivocación.- levantando mi tono de voz.

Las chicas me  ven y se burlan de mí, por mis gestos exagerados.

Regresamos a las clases, todos se apunta para formar parte de un club académico, yo no estoy segura a cual unirme así que lo pensaré luego.

Llevo a Izy a la biblioteca nos sentamos en una mesa cerca de la recepción de libros la mejor vista para observar a Noah en secreto.

Estoy suspirando como una tonta con mis ojos que no se despegan de sus movimientos.

- Estás bien. - dice Izy.

Sigo distraída en mis pensamientos.

- Me oyes Melek, pareces una mujer que va a dar a luz con esos suspiros  y respiraciones profundas.- dice Izy desconcertada.

- ¡Que!- respondo

-¿Que te sucede?- pregunta Izy.

- creo que me enamoré.- Le confieso murmurando en voz baja.

- De quién.- dice Izy.

- Está allí.-  lo señaló con los labios.

- Te gusta el bibliotecario.- dice Izy.

- Baja la voz, quieres anunciarlo al mundo o que.-  Replico.

- Es mi hombre soñado, deberías escuchar su voz no es aguda ni muy grave es perfecta y cuando sonríe se le hacen arruguitas en los ojos mientras muestra sus dientes tan perfectos, como para derretirme con esa sonrisa, es considerado y amable siempre me ayuda a conseguir los libros que están hasta arriba, No sé pero cuándo estoy cerca de él me siento como si fuera una mujer bonita, porque sus ojos dulces  me ven.

- Cupido te atravesó o que.-  dice Izy mientras sonríe divertida.

Me levanto y me acerco a la recepción de libros para entregar el que saque ayer, estoy de pie frente a Noah.

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