Punto de Vista de Briana

No mucho después de que volví del baño y me acomodé detrás de mi escritorio, escuché tres golpes en la puerta. Me levanté de mi asiento y le abrí la puerta a Britney White.

Me sorprendí cuando la vi. Parecía que había venido a la guerra.

Estaba vestida con un top rojo sin mangas que acentuaba el tamaño de su pecho; la pequeñez de su cintura y los contornos de sus caderas. El dobladillo caía justo debajo de sus rodillas.

Llevaba tacones negros.

Y su rostro estaba maquillado. Britney White lucía cada centímetro de la modelo que era.

Su belleza me dejó aturdida.

Miré mi propio traje formal de oficina y fruncí el ceño.

Por primera vez después de esas incontables sesiones de cambio de imagen a las que mis hermanos me obligaron a someterme, sentí una increíble ola de inseguridad.

Britney White era hermosa. Comparada con ella, yo era regular.

Aun así, no dejé que eso me afectara. Me enderecé y la miré a los ojos.

No era una Ford por nada.

“¿Qué puedo hace