Al día siguiente seguimos con nuestra rutina, el hace en los aparatos de gimnasio mientras yo práctico ballet. Por lo menos en eso no me mintió, creo que después de lo de anoche nos hemos acercado un poco más, aunque no se que tan bueno sea eso, si estoy dispuesta a averiguar la verdad estar así con el no creo que me haga bien, las palabras de Martí no dejan de repetirse en mi cabeza, en primer lugar el hecho de que no quieren que recupere la memoria y en segundo eso que dijo de que ya no había testigos no me gustó.

Después de salir del gimnasio vamos directo a nuestras habitaciones pero en último momento el cambia de opinión y me toma en sus brazos llevándome hasta su cuarto y se dirige a la ducha.

-Que se supone qué está haciendo señor James?

Pregunto con algo de sorpresa fingida en mi voz.

-Señor qué?

Dice el con una sonrisa pícara en los labios.

-Señor James.

Agrego con un tono de voz sensual.

-No me gusta que me llames así