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Capítulo 40

Entro en mi habitación y dejo que mi agotado cuerpo caiga sobre la cama, pongo mi cara en la almohada y dejo escapar las lágrimas que he estado intentando contener con todas mis fuerzas, fue una total pérdida de tiempo, ahora está saliendo todo de golpe y no me deja respirar, mi pecho siente que puede reventar en cualquier momento, no puedo dejar que escapen mis gemidos porque entonces mi abuela se va a sentir afligida, lloro sin detenerme como si mi vida dependiera de ellos, dejo escapar todo hasta que me quedo sin aliento, no puedo siquiera abrir los ojos de lo hinchados que se encuentran, mi cuerpo esta relajado y mi mente más tranquila, eso hace que me quede dormida de inmediato, ni siquiera como, simplemente duermo.

A la mañana siguiente me despierto con los golpes de la puerta delantera, me levanto a toda prisa para que mi abuela no se despierte, cubro mi cuerpo y voy a abrir, veo al mayordomo de Eidan trayendo a Andy de la mano, no puedo creerlo

Mamá – no puedo deci
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