Capítulo 4

PELIGROSA SEDUCCIÓN

Capítulo 04

Anna Miller

Los brazos de Gael se aferran a mi cintura con fuerza.

Su respiración esta agitada y puedo sentir las lágrimas rodar por sus ojos y chocarse contra la piel de mis manos. Alzo su mentón para que me vea y hacerle ver y entender que ahora estoy con él y nada malo le va a suceder. Paso la punta de mi dedo por sus mejillas, para así retirar la humedad de su rostro.

—Lo has prometido, me has prometido quedarte conmigo ¿Cumplirás tu promesa? —abro con exageración mis ojos. No sé qué pueda suceder mañana, pero Gael le cuesta establecer conexiones con las personas a su alrededor y aunque aún no entienda que le hizo conectar conmigo, después de verlo de esta manera no puedo dejarlo ir.

Jalo su mano y presiono contra mi dedo meñique el suyo—Es una promesa, una que dependerá de ambos. Ahora necesito que me ayudes a levantarte y así poder llegar hasta tu habitación.

Gael flexiona las rodillas, coloca sus manos sobre mi rostro y me quedo helada por un momento. —Nunca una mujer ha entrado a mi habitación, al parecer serás la primera en esto.

Coloco mis manos en su codo derecho para poder levantarlo, al parecer Gael es de los chicos que hace todo fuera de casa y esto me produce algo de gracia. —Eres de los hombres que hace desmadre lejos ¿No?

Sus ojos negros me miran dubitativo—¿Qué quieres decir con eso? —muerde su labio inferior—¡Oh! ¿Piensas que nunca follo en casa? Bueno verás, Noah es el mujeriego en esta amistad de toda la vida y yo… —mi pecho sube y baja cuando se acerca de manera peligrosa. Mi respiración se entre corta al sentir sus labios fríos rozar el lóbulo de mi oreja izquierda.

—¿Tú…? —digo con un hilo de voz. El pelinegro aferra sus manos sobre mi cadera para poder acercarse un poco más a mi cuerpo.

—Soy… —miro sus labios—virgen Anna.

Me echo para atrás y le miro con desconcierto ¡Me está tomando del pelo, estoy más que segura! Chasqueo la lengua dándole a entender que no le he creído ni media palabra. ¡Es que es imposible! Gael es un puto dios griego, tiene la contextura que volvería loca a cualquier mujer y ni hablar de su aura misteriosa que en volvería hasta la santurrona más santurrona de todas.

—Venga, y mi tío es Tony Stark ¿No? —le doy una palmada en el hombro derecho, pero trago grueso al ver su seriedad. Es cierto… —¿Eres… Virgen? ¡¿Pero cómo?!—une las cejas y me retracto—Digo… —toco su pecho logrando que este me mire con insistencia—No está mal ser virgen, solo que ¡¿Tú? ¡No te has visto en un espejo?!

Una hermosa sonrisa se le dibuja en los labios carnosos de este hombre—Me detectaron trastorno Límite de Personalidad cuando tenía nueve años, mis padres un par de empresarios reconocidos por la línea de restaurantes de mi familia, vivieron escondiéndome por la vergüenza que era para ellos tener un hijo con un trastorno mental. Pero al menos tenía a Noah, él ha estado conmigo toda la vida y era el único que me defendía de las agresiones de las personas a mi alrededor.

—¿Tus papás…? —¿Cómo alguien puede hacerle algo así a un niño?

—No tengo contacto con ellos, tengo una pensión de por vida por mi apellido y mandato del abuelo. Mis hermanas me visitan mensualmente y son las únicas con las que tengo contacto aún.

Gael pasa su mano por encima de mi hombro, para así apoyarse contra mi cuerpo. Su piel está fría, pero el ambiente en que estamos me hace sudar más de lo que debería. Abanico la camiseta que llevo puesta para así secar un poco mi cuerpo. Intento desprenderme algunos centímetros de él, pero como si la vida dependiera de ello, vuelve a atraerme hacia su pecho.

Doy pasos en falsos por un pasillo hasta que nos detenemos en la entrada de una puerta de madera de roble de color negro. Gael coloca la mano en la perilla para así girarla y poder entrar.

Desde aquí puedo ver unos cuadros enormes de fotografías en blanco y negro de distintas personas, el pelinegro toma mi mano antes de entrar y puedo jurar que su mirada se ha oscurecido un poco más.

—¿A caso, serás la primera en todo? —sus palabras logran que mi corazón palpite de manera desbocada—He compartido todo con Noah durante toda mi vida ¿También podré compartirte a ti?

Me tambaleo.

—¿De… ¿De qué hablas? —mi voz tiembla.

Gael coloca ambas manos sobre mis hombros para así aprisionarme contra la pared del pasillo—¿No lo has notado? Te hago una pregunta Anna ¿Crees en el destino y el amor a primera vista?

Niego porque estoy asustada de su respuesta, he huido de Pablo porque no estoy lista para amar a nadie.

—Me gustaste desde la primera vez que te vi y sé que Noah siente lo mismo, pero ¿Qué harás tú al respecto?

—¿Hacer de qué?

Suelto un gemido en el justo momento en que Gael pega sus labios en la piel sensible de mi cuello. De una forma rápida sube mis manos a la altura de mi cabeza para restregar su cuerpo contra el mío. Su lengua dibuja círculos imaginarios que empiezan a volverme loca. Una de sus manos toca mi pecho logrando que mis piernas flaqueen.

Coloco mis manos sobre su pecho para separarme de él, pero como si adivinara mis movimientos, me gira de manera improvista pegando mi rostro contra la pared.

Doy un salto al sentir el bulto de sus pantalones chocar contra mis nalgas, alza con sus manos mi cabeza para poder lamer mi oreja—Si te quedas… Serás… Mía… —alguien carraspea la garganta logrando que me suelte de inmediato.

Acomodo mis prendas al ver la cara de espanto de Noah.

—Creí… —mira a su mejor amigo—Creí que habíamos acordado que sería nuestra ¿O yo entendí mal? —paso mis manos por mis mejillas. Gael camina hasta Noah, pero el rubio lo detiene—Te dije que ella también me gustaba ¿Por qué la tocas sin mi consentimiento? ¡Dijimos que haríamos esto juntos!

Ambos hablan sin darse cuenta que estoy delante de ellos.

Debo correr ahora mismo de aquí, no entiendo que está sucediendo, pero siendo sincera tampoco me quedaré para averiguarlo. Cruzo la sala con el alma en las manos y solo me siento segura al cerrar con seguro la puerta de mi apartamento.

Escucho la voz de Noah llamarme, pero decido ignorarlo.

Camino dando vueltas en la sala de mi nuevo hogar, quizás mi mente me ha jugado una mala pasada y he entendido mal todo lo que ese par han dicho. ¡Es que esto es una broma! Venga, hace seis días estoy en Madrid ¿Cómo es que me he liado a estos chicos y me he ganado el premio mayor!

¿Amor a primera vista?

¡Papanatas! Que amor ni que ocho cuartos, me meto en el baño para buscar la caja de tinte que he comprado y así hacerme entrar en razón. No he venido a este país para meterme en problemas. Es más, desde ya prefiero dar por terminado el tema de Noah y Gael. Es lo mejor.

(***)

Cruzo la entrada principal de Madrid High School y creo que Diana no me ha mentido al decirme que este colegio es de élite. Llevo puesto el uniforme para los docentes de pre escolar y aunque la camisa tallada al cuerpo es algo incomoda, la sudadera me da algo de libertad.

Mi mejor amiga aparece en mi campo de visión, apenas se da cuenta de mi presencia sonríe mostraron dientes. Alza la mano para saludarme, pero en realidad quién ha llamado mi atención es el moreno con cuerpo de fisicoculturista que ha salido de la nada detrás de ella.

El tipo pasa sus manos por las hebras negras y lisas de su cabello y puedo jurar que se le ha escapado una sonrisa en el justo momento en que me ve. Una mujer mayor y por lo que veo es la susodicha trocha toro se acomoda en la entrada del plantel para darle la bienvenida a su cuerpo de docentes. Falta treinta minutos para la entrada de los niños.

—Les doy la bienvenida aún nuevo ciclo escolar, profesores—todos aplauden—Este año la licenciada en pedagogía infantil, Anna Miller se los ha unido. Ella es una joven recién graduada en una universidad en Colombia. Por favor denle la bienvenida.

Miro mis tenis por el nervio que siento, como me lo imaginaba todos me dan abrazos y besos en las mejillas.

—Gracias por la calidez, espero aprender de todos.

Vuelven a aplaudir.

Los alumnos que me han tocado con un amor y hay unas linduras que me dan ganas de comérmelas a besos. Creo que mi primer día me ha ido mucho mejor de lo que había pensado. Tengo una auxiliar en el aula de clases que es muy competente y eso logra que el trabajo sea mucho más rápido

Peino a mi última alumna para luego entregarle todos sus materiales al tutor que ha venido por ella. Me estiro un poco antes de ir hacia la sala de profesores a tomar un poco de café. Desde mi último encuentro inoportuno con los chicos no volví a saber de ellos. Quizás se dieron cuenta que todo esto es una locura y lo mejor es seguir con nuestra vida tal y cual como venían.

Solo espero que Gael este bien.

Alguien coloca un vaso de plástico delante de mí y elevo la comisura de mi labio al ver al morenazo que me topé por fortuna (para mí claro está) en las horas de la mañana.

—Aakil Solano—dice luego de servirme un poco de café.

Bajo la cabeza apenada.

—Anna Miller—suelta una risita de su boca.

—Ya lo sé… —carraspeo la garganta—Soy el profesor de francés de la institución. —lo miro a los ojos.

—Pensé que dabas otra materia—declaro con voz firme. Le doy un sorbo al café. Aakil se sienta en uno de los sofás de la sala.

—¿Cuál? —entierro la cabeza en el vaso.

—Solo otra…

Por nada del mundo le diría que parece un caliente bailarín de esos lugares donde van las mujeres a regalar su dinero. El moreno se levanta y da algunos pasos hasta donde estoy. —¿Vives en Blue Moon?

Asiento—Sí ¿Por qué?

—Mi casa queda de camino ¿Y si te llevo?

Diana viene entrando al lugar con un montón de libros en las manos—Llévala Solano—musita agitada—Lo siento Ann, tengo trabajo hasta por el culo.

Aakil vuelve a mirarme y tomo su mano, de todas formas, nada malo puede suceder…

¡Me retracto!

Me bajo a toda prisa apenas llego a la entrada principal del edificio, Gael mira a Noah y este de vuelta a su amigo cuando ven a Aakil detrás de mí. Intento mover mis pies para decir algo, pero mi boca no emite ni un sonido.

El Moreno me quita el casco de mi cabeza liberando así todas las hebras de mi cabello. Me echo hacia atrás al sentir sus dedos peinar mis mechones rebeldes. Escucho una maldición por parte de Noah y quiero cavar un hueco e irme para China de manera inmediata al verlos caminar a toda prisa hasta nosotros.

Gael no deja de mirarme.

—¿Sucede algo? —suelta de manera brusca mi compañero de trabajo al ver a este par.

Noah chaquea la lengua mientras mira hacia otro lado—¡Sí! ¿por qué? ¿Me lo vas a solucionar? —Gael me toma de la mano para alejarme de esos dos, pero se la arrebato.

Corro hasta Aakil para intentar calmar los ánimos—Gracias por traerme, nos vemos mañana—lo empujo hasta su monto para que me marche, pero se devuelve de nuevo hasta su posición inicial.

—¿Por qué siento que te conozco? —masculla el moreno—No sé si podría solucionar tu problema, pero tengo la sospecha que te ha molestado que venga con ella ¿O me equivoco?

Gael me jala de la cintura para luego estrellarme contra su pecho, levanto mi cabeza y cuando menos lo espero estampa sus labios sobre los míos.

Noah gruñe.

—Como lo ves, ella ya tiene un dueño… Ahora, ¿Podrías irte antes de golpee? —hago el intento de soltarme de Gael, pero su beso se vuelve más fuerte y necesitado. Mis piernas se mueven como gelatina y siento que ya no seré capaz de sostenerme en pie.

—Inténtalo… —ataca Aakil y entro en pánico—Yo no tengo la culpa que tu amigo sea un inseguro. Solo he venido a traer a mi compañera de trabajo. —por fin me separo de Gael—Nos vemos mañana, linda. —me giña uno de sus ojos.

Noah me toma de la mano para entrar de prisa al edifico, Gael toma mis cosas que se encuentran tiradas en el suelo.

—Te pondré las cartas sobre la mesa Anna, ni Gael ni yo podemos soportar esto. —grito cuando me choca contra la pared—Yo sé que también lo quieres, he visto como nos deseas… Solo déjate llevar.

¡¿Este par que me van a hacer?!

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