Todavía te amo

Pensé que Nicolás me estaba pidiendo una cena para dos, ya que era para el desayuno. Pero no. Era una cena para tres y con un único fin: hacerme daño.

Uno de los empleados trajo algunas bebidas, incluida una piña colada. Tomé dos vasos, uno en cada mano.

- Miedo de estar sin? – preguntó Joana, sirviéndose una copa de vino espumoso mientras me miraba.

Bebí todo el líquido del primer vaso de una sola vez. No he tenido una piña colada en mucho tiempo. Me trajo el sabor de la adolescencia y volví en el tiempo, en el Manhattan Bar, cuando la vida era divertida, besándome en la boca y sin preocuparme por nada más que el chico con el que iba a besarme esa noche.

- Ahora no más. Solo tengo un vaso. - Observé.

- Tómatelo con calma, Julieta. - advirtió Nicolás. – No hay nadie para ayudarte después.

Tomé el otro vaso de una sola vez, mirándolo. Volvió el mesero y pedí tequila. Sí, seguiría la fórmula para romper el dolor del pasado: piña colada seguida de tequila. Me hizo despegarme de las ausen
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