Natalie no dejaba de verlos, estaba paralizada, sintió un nudo en la garganta, su corazón se encogió de tristeza y contuvo sus lágrimas. Ellos la miraron, Adele con una sonrisa desafiante disfrutando del momento y él con una voz neutra expresó:
—Lo siento, he decidido volver con mi esposa y darnos una nueva oportunidad, pues es la única
Llegó a Jacksonville aproximadamente cerca de las nueve de la noche, tomó un carrito porta equipaje y se dirigió a la correa número cinco para retirar sus maletas. Esperó unos cuantos minutos hasta visualizar sus valijas, las tomó, las subió al carrito. Al salir había empezado a caer un torrencial aguacero, esperó un taxi, subió las maletas, dio la dirección de la casa familiar. Pasaron un poco más cinco meses desde que había dejado la Academia Naval, y desde que Natalie lo encontró con Adele. No había sido fácil para él, porque innumerables veces las ganas de ir por ella lo habían invadido, sin embargo, no podía hacerlo, debía dejar que ella cumpliera sus sueños. Algún día la encontraría, tal vez en alguna operación militar, estaba seguro de que esa chica no se dejaría amilanar por las circunstancias, tal vez lo odiaba y después de lo que pasó no podía esperar menos. Dos meses después Morgan había llegado a Estados Unidos después de seis años de intensas operaciones, a algunas se había ofrecido voluntario, porque no quería regresar, terminaba una y de inmediato se alistaba en otra. Estuvo en Afganistán, Irak, Yemen, Somalia, Libia y Níger. Su divorcio le había salido dentro de los primeros meses en que estuvo en Afganistán. Once años después Natalie estaba nerviosa, era él y seguía tan guapo como lo recordaba, y la reconoció, la había llamado por su nombre. ¡Oh por Dios! ¿Y si Rick se había dado cuenta? Debió simular, pero los nervios la bloquearon mentalmente. Él estaba igual que como lo recordaba, la diferencia era uCAPÍTULO 10. EL TIEMPO PASA
CAPÍTULO 11. VIVIENDO UN INFIERNO
CAPÍTULO 12. EL MIEDO ATENAZA
CAPÍTULO 13. ¡TE TENGO PAPÁ!
CAPÍTULO 14. REENCUENTRO
Morgan y Natalie al oír la voz se separaron jadeantes. Morgan terminaba de vestirse, mientras pensaba en una manera de poder hablar con ella. “Eres un idiota”, se dijo, había venido a conversar con Natalie, pero cuando se trataba de ella, siempre terminaba queriendo tener sexo, parece que pensaba con el miembro de abajo en vez de con su cabeza. Ahora ella creía que estaba inCAPÍTULO 16. LA TRAMPA