Morgan terminaba de vestirse, mientras pensaba en una manera de poder hablar con ella. “Eres un idiota”, se dijo, había venido a conversar con Natalie, pero cuando se trataba de ella, siempre terminaba queriendo tener sexo, parece que pensaba con el miembro de abajo en vez de con su cabeza.
Ahora ella creía que estaba in
Rick, subió corriendo y efectivamente vio a su padre sin camisa con una mujer desnuda de la cintura para arriba mientras lo besaba y la mano de él posaba en su cadera. La furia le encendió el cuerpo, pero a la vez se sentía tan decepcionado, había jugado con su madre y lo peor lo había utilizado a él, no querí
Pasaron por el aeropuerto y recogieron a Natalie, ella al verlo abrazó a su hijo mientras lloraba, lo observó y empezó a revisarlo:— ¿Qué tienes? ¿Qué te hicieron?
Tres meses después El día amaneció muy nublado, como sentía estaba su vida, habían cremado los restos de Rick, se los entregaron en una caja dorada, el dolor que sentía le carcomía el alma, la tomó con sumo cuidado, eso era todo lo que le quedaba de su hijo, de su pequeño bebé. No pudo evitar los recuerCAPÍTULO 20. UN ADIÓS
Habían transcurrido tres meses desde la muerte de Rick, su embarazo estaba bastante avanzado se sentía como una pelota de lo inflada que estaba, le costaba caminar y se cansaba con mucha prontitud.Morgan la seguía consintiendo, era un hombre extremadamente dulce y considerado, nunca hubiese pensado que esa mole de m&uac
Morgan sintió el dolor producto del disparo en su brazo izquierdo y luego el dolor en su pecho, estaba aturdido, sentía que las fuerzas escapaban de su cuerpo, pero recordó a Natalie a los bebés que esperaba, incluso a su hijo Rick, y eso le dio fuerza, abrió los ojos, tocó la herida de su brazo izquierdo con el derecho, perdía mucha sangre, al tocarse el pecho, se sorprendió la bala apenas le había rozado un poco, porque se había quedado incrustada en la medalla de la cadena de su hijo que se había puesto cuando salió de Jacksonville, literalmente la medalla de su hijo le hab
Tres meses después Ocho meses y quince días despuésCAPÍTULO 24. FINAL