CAPÍTULO 16.El evento en donde festejaban el inicio de la nueva etapa de Sabrina Queen dentro del palacio iba todo a la perfecto. La comida era deliciosa, las bebidas eran variadas y muy bien preparadas y la música era un canto de los dioses anunciando este comienzo.La familia Queen ahora tenía más poder que nunca dentro del pueblo y más rico era el postulante Theo Benjamin, las cuales muchachos y muchachas no paraban de poner el ojo porque sabían que su abuela y sus padres tenían un cargo importante.Y ahora que su hermana había muerto, le daba cierto dramatismo a la historia.—Todos te observan como si fueses la nueva joya en bruto—le dice su tía Cassy, disimulando no darse cuenta de lo que sucede alrededor—. Incluso escuché decir a la familia Dereth, la cual tiene cientos de hospitales a su nombre que puedes ser un candidato perfecto para su hija Jamaica.—O para su hijo también—suelta con sarcasmo el joven con una sonrisa peculiar en sus labios.Cassy observa a su sobrino con un
CAPÍTULO 17.Alay Benjamin Ecker Queen.—Entonces finalmente nos expulsan la semana próxima—no puedo evitar sentir una gran emoción en mi interior.Días y horas encerrada en aquel sótano que resultaron ser un esfuerzo enorme y que ahora había tenido su fruto. Iba a salir de allí y eso me emocionaba muchísimo. No iba a saber más nada de aquel pueblo.Iba a conseguir alejarme. Sin embargo, mis padres estaban medio con cara larga cuando vinieron a decírmelo junto a Theo.—¿Qué les pasa? ¿Por qué no están felices y saltando?¿No era esto lo que deseábamos? —frunzo el ceño, sorprendida.Se miran entre ellos, pero después de unos segundos, la mirada de mis padres sobre Theo.—Theo tiene muchas ganas de jodernos la existencia con querer quedarse—mufa mi padre sin intenciones de ocultar su disgusto.—¿Qué? —me es imposible no levantar mi voz—¿Es en serio?—Mi decisión no tiene por qué afectarlos, papá—se cruza de brazos y permanece indiferente—, quiero quedarme con los abuelos o con la tia Cas
CAPÍTULO 18Emma estaba en el interior del coche mientras observaba desde la distancia la cabaña en la que ahora, estaba viviendo Charlotte junto con una de sus abuelas para no dejarla sola.Había pasado prácticamente dos semanas o incluso más desde que Elizabeth y Eliot fallecieron en aquel terrible incendio. Era fuerte para ella visitar a su hija. No estaba preparada aún para presentar la enorme responsabilidad de hacerme cargo de ella. Aunque no hubiera papeles de por medio que lo pidiera, sabía que Elizabeth lo hubiera deseado.Jamás se imagino estar en una situación como esa. Así que literalmente estuvo como unos quince minutos dentro del interior del coche para procesar lo que se le venía encima.Hasta que se animó a salir de allí.Emma baja del auto y se coloca los lentes de sol. Es un día precioso en donde el calor es un rato insoportable pero en la sombra se está bien.La mujer camina con una postura seria y sube las escaleras del porche escuchando como el sonido de la natura
El tono en que le habla no le gusta para nada. Incluso, evadió la confesión para transfórmalo en un ataque de verdades que asustan a Emma. Le aterra a donde vaya a parar esa conversación.—Yo no me he acostado con Ashton ¿qué estás diciendo, Charlotte?—Estuve en tu casa muchas veces y me dio curiosidad una de las habitaciones de tu mansión, tía—su voz es tranquila y sin culpa—. Encontré una caja llena de fotos actuales de Ashton ¿sabe de eso el tío Damián?Se queda muda al oírla. Su tono de voz ha cambiado. Ya no suena cantarina y chillona, es centrada. Eso la asusta un poco. Pero no le da miedo lo que dice, le da miedo que se está desdibujando la Charlotte que ha criado junto a su madre.—No sé de qué estás hablando ni porque estás sacando este tema, Charlotte.—Sabes de lo que hablo, tía Emma—suelta una risa irónica—. Vamos a hacer una cosa, tú seguirás con tu vida perfecta y vas a huir (porque al final siempre supe de ese tal plan que querías llevar a cabo, soy muy observadora). H
FINAL DEFINITIVO (ULTIMO CAPÍTULO) DE OBLIGADA A ODIARTE MIERCOLES 24 DE AGOSTO.Hasta que llegue la fecha, les regalo los capìtulos que faltan de la chica de la herencia, he notado que les ha gustado muchisimo y no quiero dejarlas con la intriga con esta historia también. Espero que la disfruten.Los que no se vean interesados en leer esta historia pueden esperar hasta el miercoles en donde se actualizara la novela de Obligada a odiarte :)La chicaLa clase de Literatura finalizó y nadie se atrevió a sentarse a mi lado, era la única chica del salón que no había logrado tener un compañero a su lado. Tampoco le había prestado atención a la clase, tenía la mirada perdida en aquella ventana del salón que daba al predio de la institución. Desde la muerte de mis padres no había logrado sonreír de manera genuina, tenía un vacío en el pecho que no tenía explicación. A veces, había imaginado cómo sería mi muerte y hasta desee ir con mis padres al cielo, si es que estuvieran allí. Sí, seguro s
La chica.—¿No piensas decirme más nada? —le pregunté, mientras él continuaba comiendo su comida.—No. —¿Por qué?—Ya te he dicho suficiente. Hay que vivir el hoy, y nada más. Tomó su bandejita de plástico que contenía su comida y la lanzó al tacho de basura. Parecía molesto y verlo así me dejaba algo herida y no sabía por qué me afectaba tanto que me tratara así. Eso me puso algo tensa, no quería que ya nada me afectara.—Que egoísmo de tu parte por ocultarme la verdad. —le dije, con un hilo de voz mientras abría el grifo para servirme un vaso de agua.—¿Qué tipo de relación tienes con Sebastián y Lauter? Actualmente, claro. —me preguntó, como si le diera avergüenza hacerlo. Lo miré, en medio de la oscuridad y con sólo la luz de la calle ingresando, podía ver su silueta viril. Era demasiado alto y de un cuerpo bastante ejercitado, lo podía ver en sus venas que marcaban sus brazos, y me hacía sentir tan pequeña.—Si te refieres con respecto a mis relaciones sexuales, he cortado con
—El señor Sebastián me pidió que le traiga estas prendas de ropa que él mismo ha comprado. Bertha era una mujer de cincuenta años, con un uniforme de color gris, al estilo institutriz, tenía el cabello canoso y unos ojos azules apagados. Ingresó en la habitación en la que estaba y dejó las prendas de ropa sobre el colchón. —Gracias, señora. —le dije, mientras miraba la montaña de ropa. ¿Sebastián eligiéndome la ropa?¿Es en serio? —¿Necesita algo más señorita? —me preguntó, con su voz firme y algo rasposa por el pasar de los años. —Que se tome el día libre, señora. Una mujer como usted debería estar descansando, no trabajando. La mujer se quedó de piedra, titubeando si decir algo al respecto o no. —Señorita, esas órdenes sólo las recibo del señor Sebastián. —No se preocupe, yo hablaré con él. Yo sé que él estará de acuerdo.—le sonreí y ella me devolvió la sonrisa, algo dudosa si lo que decía era verdad. —Hoy es domingo, iré a ver a mis nietos. —me dijo, entusiasmada. —Disfru
Capítulo 28Me separé al instante de él, ruborizada y sin saber que decir. Me llevé los dedos a los labios, tocando dónde él había depositado los suyos y no paraba de sonreír, alegre, entusiasmado. Puse un brazo como barrera al notar que Sebastián se lo quería llevar por encima, colocando mí brazo en su abdomen.Lauter palideció al verlo y aquella alegría se vio remplazada por la ira.—¡No, maldición!—grité, al ver qué ambos pretendían molerse a golpes.—¡La secuestraste por un año maldito hijo de perra! —gritó Lauter, dandolé una trompada a la altura del ojo y haciendo que Sebastián cayera de bruces contra el suelo del aeropuerto.—¡No es lo que piensas!—le grité a Lauter, sacada de quicio, sentandomé en el suelo para corroborar que estuviera bien.El ojo se le estaba hinchando horrores.—¡Si, se la verdad, sólo que hace tiempo quería golpearlo!—exclamó Lauter, mirando sus nodillos rojos por el golpe y sacudiendo la mano.—Pedazo de imbécil criaste, Miriam. —se quejó Sebastián, ponié