CAPÍTULO 39 Charlotte y Sebastian estaban en su mundo. Ajenos a lo que le había pasado a Alay y a su familia. Estaban tan atentos a la película que él había escogido que ninguno de los dos quería romper el momento mirando sus celulares llenos de notificaciones en silencio. La joven estaba acurrucada en su pecho mientras él le daba palomitas en la boca. Pero en un descuido, la joven, juguetona, succionó la yema de sus dedos. Sebastián se puso tenso…y el amigo de abajo también reaccionó palpitando. La chica sonrió con cierta satisfacción. Sus dedos, finos, se deslizaron sobre la tela de su pantalón hasta llegar a la pequeña montaña que se estaba formando debajo de este. Sebastián supo al instante lo que ella deseaba y estaba dispuesto a dárselo debido a que ya estaban por el final de la película. La boca del joven se formó en una cerrada O, bajando la vista, al ver que Charlotte había empezado a frotar con la palma de su mano su miembro que no paraba de crecer y querer escapar, rom
CAPÍTULO 40 Un disparo en la cabeza...una bala pequeña, dorada, que entra en tu cráneo, destroza tu cerebro y te deja un dolor insoportable que luego se calma. Pero antes de eso, escuchas un zumbido, como si se tratara de dos abejas peleando en tu oído. Un zumbido, similar al de un timbre roto, que no funciona, pero chilla, chilla y chilla porque está defectuoso. Como si el botón del timbre se hubiese hundido y no puede parar de sonar. Sientes una presión muy fuerte en la cabeza, te quema. Como si la llama de un fuego inicial entrara para quedarse en tu cerebro. Pierdes el equilibrio, no puedes evitar caer sobre algo que puede llegar a lastimar tu cuerpo. Este impacta en donde sea. No importa. Total...toda tú ya no funciona. Tu vista se nubla, se apaga poco a poco y la oscuridad llega. Finalmente llega. Te desconectas del mundo por completo. No hay tiempo para llorarle a tus seres queridos, no hay tiempo para suplicarle a Dios que no quieres morir y
CAPÍTULO 41ASHTON ECKER.Esa misma noche que le conté a Madeleine que Alay era mi hija, decidí tomarme algo de tiempo en el despacho de la casa sólo para pensar mejor a solas, lejos de sus ojos juzgadores de ella y de todo el mundo.Debian decirle que yo era su padre o todo acabaría mal. Sabía que Emma seria inteligente y le diría la costosa verdad como me lo dijo a mí. Ella no se andaba con rodeos, aunque sabía que le había costado porque había formado una familia con Damian. Un hombre mejor que yo que iba a poder amarla sin lastimarla como yo nunca pude.La quería con el alma. Nadie podría hacerme cambiar de parecer. Se había vuelto una mujer atractiva, fuerte y me daba algo de gracia que aún tuviera carácter serio y silencioso.Y es por eso que me alejé. Porque no supe aceptar que esa era su forma de ser. Porque sus acciones hablaban más que sus palabras, mientras que con Cassy era al revés. Cassy hablaba más de lo que me demostraba.Era contradictorio pero entendible si se tratab
La chica de la herencia roja (historia) (pidemela)Los fuegos artificiales florecían en la noche estrellada de verano. Me quedé observando con admiración, como si los viera por primera vez en mi vida. Observé cómo la gente estaba fascinada, sonriente, de buen humor. Me encantaba, aquel sentimiento, era contagioso, chispeante. Comía mi cono de patatas fritas, con los ojos pegados a aquellos colores que estallaban en el cielo.Lucy, mi amiga, estaba a mi lado, con una sonrisa plantada en sus labios pintados de un rojo vivo. Ella tenía su melena pelirroja recogida con una goma negra, llevaba una sudadera negra pegada a su cuerpo y unos jeans azulado, con unas Vans grises.Me miró, sin dejar de tener aquel entusiasmo.—Esto es asombroso, Aixa. Dios, amo demasiado los fuegos artificiales.—Creo que no sabía eso hasta que vi tu rostro. —le dije, soltando una risa al final de mis palabras.—¿Qué tienes pensado hacer este verano? ¿Te quedaras aquí?—Sí, creo que sí, al menos que me ofrezcan u
continuación de la chica de la herencia roja.Capítulo 6.—¡¿Qué hiciste qué? —la voz al unísono de mis padres y Lucy, casi me dejan sorda.Eran las diez de la mañana, todos estábamos desayunando, Lucy se encontraba con dolores de cabeza debido a que había bebido la vida completa. Mis padres la resguardaron para que su madre no la regañara. Si sabía que su hija había bebido, la mataría.Volviendo a lo actual, los tres me estaban mirando desconcertados luego de que les conté lo que le había propuesto a Lauter. Él viviendo bajo el mismo techo que yo. Jamás se me hubiera ocurrido como fantasía, ya que sólo lo imaginaba conmigo casándose o admitiendo que siempre estuvo enamorado de mí pero que no me lo decía por miedo.Diablos, me había imaginado a Lauter en diferentes situaciones, pero jamás en esta.—No, definitivamente no. —me dijo mi padre Richard, volviendo la mirada a la televisión, rezongando por lo bajo.—Miren, me importaría un bledo si estuviera en calle luego de todo lo que me
CAPÍTULO 42 Querido lector. Yo le advertí. No diga que no lo hice. Advertí lo que podría llegar a pasar y eso no es malo. Es bueno. Es algo bueno porque, a pesar de que no quisimos verlo, de que quisimos tapar el sol con el dedo...sucedió. Sucedió lo doloroso, sucedió lo fastidioso. Pero, querido lector, advertí lo malo...nunca dije que venía con algo bueno y eso genera esperanzas ¿no es así? Porque puedo decirte que tengas miedo por cosas que sucederán para que no esperes lo bueno. Y lo bueno llegó... De tres muertes, sólo una fue cierta. Pero no me voy a anticipar a darles la respuesta que desean. Veamos simplemente por qué debieron suceder. Los padres del pueblo te enseñan a cómo conseguir esposo o esposa. En cambio, unos verdaderos padres te enseñan a cómo sobrevivir en medio de la oscuridad, y un ejemplo de este concepto trillado son simplemente personas llamadas: Emma Queen, Ashton Ecker, Damián Benjamin, Elizabeth Wattson y Eliot Slinder. Cinco personas que entendieron l
Capítulo 43 Ashton simplemente se quedó mirando un punto fijo en el cementerio. Quería estallar de la furia por las palabras de Cassy pero, ahora que lo pensaba con claridad, sabía que no podía tratarse de un mal comentario. —Lo que están haciendo Emma, Damian, Elizabeth y Eliot es algo planeado. Mi sobrina no murió, sólo es parte del plan —le explica —. Te dejamos afuera de esto porque estuviste fuera del pueblo por años y no sabiamos si eras de fiar. Ashton se hunde en el asiento y echa la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos mientras se contiene para no explotar ahí mismo. —Que hijos de mil putas —susurra Ashton, dolido —¿Cómo sé que no me estas mintiendo, Cassy? —O confías en mí o se ira todo a la mierda, Ashton —quita las manos del volante y lo mira —. Todo está muy calculado, algún paso en falso y se acaba todo. —Dime lo que se busca y dejaré de indagar. Necesito ver a Alay —insiste él. —Te diré cómo esperamos que concluya todo, pero lo último que harás es ver a tu hija.
CAPÍTULO 44 CHARLOTTE SLINDER. La muerte de su amiga fue lo más fuerte que le tocó vivir. Era como pisar un suelo extraño. Un suelo llamado realidad. Ni siquiera había tenido oportunidad de despedirse. La última vez que la había visto fue cuando le cerró la puerta en la cara. Todo había terminado mal con ella y eso le carcomería la conciencia por siempre. Charlotte miró su cajón bajar estando en el cementerio. También despidió a Alan tras dejar una rosa en su ataúd. Dos muertes en el mismo día. Tras llegar a casa, fue acompañado por Sebastián, su casi algo. Obviamente su madre y su padre no sabía que él estaría allí, ya que ellos estarían con Emma y Damian para darles consuelo. Charlotte bajó del auto de Sebastián con lágrimas en sus ojos. Estos permanecían hinchados e inyectados de sangre. No había brillo en ella y menos en el chico que la acompañaba. Sebastian le había tomado mucho aprecio a Alay a pesar del poco tiempo que había compartido con ella. Nunca se hubiese imagina