Parte 3...— Lo sé - besó sus ojos cerrados — Pero no puedes culpar solo a ella, Mathias - besó sus labios suavemente — Si asumes tu parte, será más fácil recuperarse - le dio otro beso suave en la boca — ¡Perdónate!Él quería decir más, pero los medicamentos lo dejaban somnoliento. Cerró los ojos, agradecido de que ella estuviera allí, y acomodó la cabeza en la almohada, sintiendo un ligero mareo. Apretó su mano y dejó que el sueño lo venciera.** ** ** ** ** ** **Pasaron tres días más hasta que Mathias pudo sentarse por un corto período de tiempo. La hinchazón en la columna había disminuido. Todos los dispositivos conectados a él fueron retirados. Solo mantenía el suero en el brazo.Ahora podía alimentarse mejor, pero esto solo lo volvía más gruñón y grosero con quienes lo rodeaban. El brazo enyesado y la pierna le molestaban, y descargaba su frustración en los demás.Después de hablar con los médicos que lo operaron, su frustración aumentó. Cuando Anelise entró en la habitación, é
Parte 4...Él levantó la mirada hacia ella. Anelise parecía tímida de nuevo.— Lo siento... Nunca me di cuenta... Pensé que tú te encargabas de eso. Fui egoísta, solo pensé en mí mismo - murmuró.— En eso estoy de acuerdo contigo - ella inhaló profundamente levantando la cabeza — Yo era muy inexperta, deberías haber prestado más atención a eso.No pudo evitar recordar cuando estaba con Haroldo. Él cuidaba mucho de su salud, iba a los exámenes, contrató a una nutricionista y a un entrenador personal para cuidar de su embarazo.Muchas veces le hacía masajes en los pies que estaban hinchados, dormía abrazado a ella y cuando entró en trabajo de parto, la llevó corriendo al hospital donde todo ya estaba organizado esperándolos.Y la emoción genuina de él cuando nació Alan y la besó con cariño. La forma en que sostuvo a su bebé en brazos y dijo que era suyo. Con toda certeza, Haroldo había sido un padre increíble para Alan. Y un perfecto sustituto para Mathias.Él le devolvió el celular con
Parte 5...— ¿Vas a hablar mal de nosotros? - preguntó Márcia.— ¿Mal? - se rió irónica — Voy a decir la verdad. Si eso los presenta como malos o buenos, dependerá de lo que hayan hecho. ¿Qué creen que será?Márcia se calló y se encogió en la silla.— ¡Genial! - dijo Mathias indignado — Tal vez no me recupere por completo y mi único hijo me odie.— ¿Cómo sabes eso? - ella puso la mano en la barandilla de la cama — Todavía no has comenzado la fisioterapia y tu hijo no te conoce.A pesar de la situación, él se sintió un poco más aliviado al escucharla decir eso y por ella haber dicho "tu hijo". Ya tenía muchas ganas de conocerlo.— Voy directo a mi casa - miró a su madre.— Quiero que te quedes conmigo - pidió Luiza.— ¡No! - respondió él firme.— Voy a hacer que el hospital envíe un enfermero para que esté disponible - informó Anelise.— Puedo encargarme de eso - dijo Luiza.— Entonces hazlo - encogió los hombros — Puedo poner a Felipe a tu disposición para cuando lo necesites.— No qu
Parte 6...— Vamos. Y espero no arrepentirme. Pero antes voy a hablar con Alan - dijo temerosa e indecisa.— Él lo entenderá, ya verás - la animó Ludimila — Es muy inteligente y astuto. Te hará muchas preguntas, pero comprenderá.— Quiero que estén atentos cuando estemos allí, no confío en esa gente.— ¿Ni en él? - cuestionó Felipe.— Igualmente en él - levantó una ceja — No me van a pillar desprevenida. Y tan pronto como él mejore, volveremos.— ¿Y si tarda?— Volveremos de todos modos. Los niños no estarán de vacaciones por mucho tiempo y no quiero echar raíces aquí.** ** ** ** ** ** **La conversación con Mathias no transcurría de la misma manera que ella había imaginado. Estaba decidido a tener a Alan como hijo.— Si no aceptas lo que digo, no lo tendrás de ninguna manera - ella estaba parada al lado de la cama, con los brazos cruzados — Es tomarlo o dejarlo. Tú decides.— No puedes hacer eso, Anelise - Luiza dijo, sentada con cara de sorpresa y terquedad.— Sí puedo, y ya lo est
Parte 1...— En tres días es la reunión de votación y presentación de resultados - le recordó Diana.— ¿Ya pediste que el avión esté aquí la noche anterior?— Sí, ya lo hice.— ¿Y la mudanza, todo en orden? - preguntó Felipe, tomando una taza de té.— La haremos mañana por la tarde.— ¿Y firmaron el documento?— Si no lo hubieran firmado, no me habría mudado.— ¿Y ya sabe que es temporal y que nos iremos después de un tiempo?— Le mencioné eso, no entré en detalles - apretó los dedos — De todos modos, sería ingenuidad de su parte pensar que nos quedaríamos aquí.— Ah... No sé, ¿eh? - Diana golpeó sus dedos en la mesa lentamente — ¿Y será que van
Parte 2... — ¿Está enfermo? - ella abrió mucho los ojos.— Sí, lo está. Tuvo un accidente... Un coche chocó contra el suyo y quedó muy herido.— ¿Puedo abrazarlo?— Sí, mi muñequita - la besó — Pero con cuidado. Estoy segura de que ayudará a que mejore.— Está bien - dijo Alan — Quiero conocerlo.— Si te sientes mal, no tienes que hacerlo - lo abrazó de nuevo — Siempre respetaré lo que quieras. Él asintió. Anelise siguió explicando más cosas y respondiendo las preguntas de ambos. Felipe entró en la habitación, participando en la conversación y ayudando a responder las curiosidades que ambos tenían. Esto fue bueno porque le dio fuerza a ella y evitó que se pusieran demasiado emocionados, pero aún así, ella tenía los ojos llenos de lágrimas.Felipe siguió el mismo camino que ella, dando respuestas simples a ambos e incluso bromeando con ellos, haciendo que la situación fuera más liviana y fácil de entender para que no se confundieran, y
Parte 3...— Yo... Me siento terrible - se retorcía las manos — Con todo lo que pasó antes y ahora... Y aun así estás dispuesta a ayudar a mi hermano.— Él es el padre de mi hijo.— El niño se parece mucho a Mathias - ella sonrió amargamente — Te pido disculpas... Por todo. No estuvo bien lo que hice - bajó la cabeza — Me puse celosa de lo que tenías con mi hermano, porque yo quería eso con Novaes y eso me enfureció. Mi madre no me permitía estar con él.— Eso no te da derecho a descargar tu frustración en otra persona, una chica inocente de dieciséis años, que no sabía nada de la vida - respondió calmada, pero seca y directa — Lo que hiciste tuvo consecuencias terribles.— Espero que puedas perdonarme, al igual que perdonaste a mi hermano.— Solo perdo
Parte 4...— Con cuidado, mi amor - advirtió Anelise mientras tomaba a mano de Bianca y la colocaba en su regazo. Mathias se veía a sí mismo cuando era niño. Los mismos rasgos y la mirada curiosa. Miró a Anelise, quien asintió con la cabeza afirmativamente, transmitiéndole seguridad.— Soy Mathias - abrió la mano sobre la cama.— Ya lo sé - respondió Alan, poniendo su mano sobre la de él — Mamá me dijo que también eres mi papá.El corazón de Mathias dio un salto de lo agitado que estaba. Sintió un cálido y agradable calor cuando el pequeño agarró su mano. Su labio inferior tembló.— Sí, lo soy - murmuró con sentimiento.— Eres un poco tonto, ¿verdad?— ¡Alan! - Anelise lo miró seriamente.— Oh, mamá - inclinó la cabeza — Pero es verdad.— ¿Y por qué crees que soy tonto? - quiso reír.— Pues... - apretó los labios rosados — Me perdiste cuando estaba en la barriga de mi mamá - abrió los brazos.La forma inocente en que hablaba hizo que todos se rieran. Mathias sintió un fuerte deseo de