Había pasado cinco meses, Elena trabajo duro junto con Lorenzo para que no hubiese errores como secretaria y diseñadora. Hasta que llega uno de esos días importantes que su mundo cambiaria para siempre.

Lorenzo estaba nervioso mientras caminaba por el pasillo hacia la oficina de Elena. Llevaba días pensando en cómo iba a hacerlo, pero finalmente se había decidido. Estaba listo para dar el siguiente paso en su relación y quería que fuera algo especial. Había escogido la oficina que el mismo le había regalado a Elena como el lugar perfecto para hacerlo, ya que era allí donde habían compartido tantos momentos importantes y donde habían construido su relación.

Elena estaba concentrada en su trabajo cuando escuchó un suave golpe en la puerta. Al levantar la vista, se encontró con la mirada de Lorenzo, que le sonreía de manera nerviosa. Ella sabía que algo estaba pasando, ya que Lorenzo no solía aparecer en su oficina sin una razón específica.

—¡Hola, Lorenzo! ¿Pasa algo? —, preguntó Elena