Personas honradas que merecen la luz, pues aun conservan algo bueno en ellos y ayudan a otras personas sin pedir nada a cambio, ¿Pero porque yo?, ¿Porque me estaba pasando esto a mí? ¿Que debía hacer?

– Si no me ayudas tras mi muerte personas sin honor contaminaran mi tierra, deshonraran la casa de mi padre, de mis ancestros, retiraran el dinero de las fundaciones que he creado solo por codicia – prosiguió.

Me sentí tan frustrado, ¿Que era lo que Aleyda me había hecho?, tanta bondad que emanaba de su esencia y sentí una gran compasión por el anciano postrado ante mí, emociones que no me pertenecían e incluso que eran más fuertes que yo. Era como si me hubiera limpiado, como si con ella se hubiera llevado una parte de mi oscuridad. dividiéndome en varios fragmentos que eran difíciles de identificar.

– ¿Porque me salvaste?

– Porque tú me salvaste a mi primero… poco antes de encontrarte, hace dos días iba a darle honor a mi padre – en sus manos sujeta con más fuerza la daga – No era