SOFIA

Estoy en la banqueta frente al desayunador, terminado mí café con tostadas y mermelada que acabo de compartir con mís padres. Ellos ahora están cumpliendo sus labores y yo sigo aqui sentada sumida en mis pensamientos. Mí cara plasma la satisfacción de ser follada todas las noches por mí poderoso semental, me tiene loca con sus besos, sus caricias y el sexo duro que me prende como hoguera, aunque soy una señorita fina y culta para la sociedad, por las noches sale a relucir la perra que hay en mí, solo por el, me escabullo en su cuarto o viceversa. Las ansias por devorarnos de una y mil formas no se hacen esperar, nunca nos hastiamos el uno del otro, en cada momento que podemos nos buscamos. Sinceramente no se a donde me llevará está locura pasional, pero tampoco quiero detenerme a pensar. Estoy viviendo, el momento, disfrutando y voy a seguir follando más, mucho más.

De repente siento como unos brazos macizos se cuelan por debajo de mí musculosa de tirantes, estoy sin sostén y