Pov Angie

Comencé a masajear los pies de Sami y ella dejó a un lado su celular y sentía su mirada encima de mí.

Sami soltaba uno que otro gemido indicándome que le gustaba el masaje que le estaba dando ¿Y cómo no? Si mis manos son mágicas, apliqué un poco más de aceite en mis manos y empecé a subir a las piernas de Sami, masajeándolas, pero al mismo tiempo estaba estimulando a Sami, estás piernas largas y suaves no tienen idea de todo lo que me hacen sentir al tocarlas o incluso verlas, creo que el aceite está funcionando, pero no solo para Sami, sino que también para mí ya que sentía como mi amiguito se estaba despertando y poniéndose duró.

- ¿Te gusta el masaje amor? — Le pregunté ya con mi voz ronca debido a la Excitación.

- ¿Mm?, Ah sí amor tú sigue —