-Mira que belleza- una mujer que caminaba por los pasillos del mercado se acerco al lugar donde la joven artesana trabajaba- oh Dios me encanta- la joven dejo de lado el pincel para atender a los recién llegados
-Si, es muy hermosa- réplica su acompañante mirando las dos con unos ojos brillantes la vasija en sus manos
-¿Cuánto cuesta?- pregunta la primera sin apartar la vista de la pieza de cerámica
-250 pesos- contesta la joven con una sonrisa
-¿Cuánto sería en dólares?- comienza hacer los cálculos, desde muy chica antes de abrir el local por las mañanas siempre consultaba el cambio de moneda en el mercado para cuando llegaran los turistas extrajeron darles un precio justo
-23 dólares- contesta la joven con una sonrisa, la mujer le devuelve la sonrisa con agrado
-Me encantó se verá muy bien en la sala- dice la mujer- me la llevó está bellísima- le extendió la pieza, la chica la tomo para envolverlo en papel;
-Mira está otra- dice la mujer morena que venia acompañando en el paseo.- yo creo que a mi hija le encantaría
-Pues llévasela una de tus amigas te pidió un suvenires- la mujer mira a la joven- ¿Cuánto cuesta?- la ánimo la primera.
-Esta, esta en 30 dólares- les responde con una sonrisa
-Tienes razón, me la puedes dar por favor- la extiende para que la muchacha lo envuelva como la anterior pieza.
-Aquí tienes- las dos mujeres le extiende el dinero,- muchas gracias- toman cada una la bolsa con sus respectivas piezas
-Gracias a ustedes y que tengan una estancia agradable aquí en la ciudad- hace una reverencia y sonríe.
-Gracias- las dos mujeres se retiran felices con sus piezas de cerámica. La chica se persigna siendo lo primero que vendió en el día, un hombre de cabello cobrizo que pasaba por el lugar se acercó a saludarla
-Hola hija ¿como has estado tu y tu papá?- la joven le sonrió con amabilidad
-Bien don Arturo, ya sabe con su bajas y altas pero bien
-Mándale un saludo de mi parte- Sofía sonríe como siempre. La vida no haba sido buena con ella, pero ella trataría de ser dulce con los demás, no tenía mucho que dar pero una sonrisa a todo el mundo era lo mejor que tenia.
-Claro don Arturo espero pronto verlo por la casa para saludé personalmente a mi papá
-Claro hija me voy a dar mi tiempo- el señor siguió su camino, mientras ella seguía con su trabajo, tomo de nuevo el pincel para pintar en el tazón. Y así pasa el día, entre muchos turistas que habían llegado a ver el festival de la primavera que se hacía cada año, éstos días eran de los mejores para tener buenos frutos de su trabajo, y no fue la excepción para la joven.
El reloj de la plaza marca las cinco de la tarde, el mercado comienza a quedarse solo poco a poco, así que todos comienzan a recoger sus respectivos locales ha acabado otro día.
La joven al cerrar su local camina por los pasillos del lugar con una sonrisa despidiéndose de todos los que como ella venden alguna artesanía;
-Adiós Sofía- saludaban cada uno
-Que tengan un feliz descanso niña- le decía don Arturo, los demás así se iban despidiendo uno a uno.
-Adiós Sofía- dice una joven de cabellos rojizos, ojos verdes y tez blanca, es una de sus mejores amigas.
-Adiós Melisa- contesta- nos vemos mañana
-Adiós Sofía que tengas una bonita tarde- dice el joven que está a un lado de Melisa, su rostro se dibuja una enorme sonrisa coqueta, es el chico más guapo de la ciudad, de cabello rojizo, su tez blanca al igual que su hermana.
-Gracias Alan igualmente para ti- les contesta con una sonrisa, son amigos desde la infancia, para Sofía son como sus hermanos que nunca tuvo. Ellos siempre estuvieron en los momentos más difíciles, la apoyaron, creando un gran lazo de amistad- me saludan a su mamá
-Claro Sofía de tu parte- contesta solicito Alan, el no deja de ver irse a Sofía hasta que desaparece.
-¿Cuándo le vas a decir a Sofía tus sentimientos?- le pregunta su hermana detrás de él
-No sé, no quiero perderla- Alan retoma su trabajo de recoger las muñecas que hace su familia- siempre hemos sido grandes amigos, si le digo puedo perderla y eso no lo soportaría.
-Si no le dices la vas a perder- le contesta su hermana sonriendo de lado- puede llegar alguien a robártela como hace tiempo
-Eso no pasará ella será mi novia- sentencia Alan- y mi esposa, ya vamos a terminar para ir a casa
-Yo solo te digo que te pongas las pilas hermanito- fue lo último que dijo Melisa siguiendo su trabajo. Alan sabía que tenía que actuar pero tenía miedo a ser rechazado.
Sofía siguió su camino hasta llegar a un local a medio cerrar;
-¿Te ayudo en algo Laura?- se ofreció ayudar, a una mujer mayor que ella, más alta, de cabello negro, con destellos de blanco en pequeñas partes de su largo y ondulante cabello, de tez morena claro y sus ojos color negros.
-No, muchas gracias, ya solamente cierro mi niña ya casi nos podemos ir- dijo Laura.
-¿Y como te fue en las ventas Laura?- preguntó Sofía esperando buenas noticias, los días pasados no les había ido muy bien.
-Muy bien hoy estuvo lleno de visitantes, por el festival, gracias a eso, éstos días nos irá muy bien- el agotamiento la hacía recoger todo lentitud- ¿y a ti cómo te fue mi niña?- Sofía se apresuro a socorrerla, al terminar colocaron los candados a la cortina del local.
-Me fue perfecto Laura, hoy vendí varias piezas de cerámica, tendré que llegar al taller hacer alguna más- lo dice con una sonrisa- otras solo tendré que pintarlas, comenzaron a caminar para salir del local
-Que bueno mi niña, me da mucho gusto- al salir del mercado Laura se tropezó por lo que Sofía la ayudo tomándola del brazo,
-Cuidado Laura
-Gracias mi niña- las dos siguieron su camino.
Laura y Sofía todos los días iban y venían juntas, puesto que eran vecinas. Desde que Sofía perdió a su mamá Laura Ortiz la cuidaba, siempre la consolaba, la aconsejaba en todo momento; Laura era como su madre, siempre procurándola en todo.
-¿Y cómo está tu papá?- cuestiono Laura
-Bien ya sabes cómo siempre espero encontrarlo mejor ahorita que llegue a casa- Laura e Isabel la madre de Sofía, eran grandes amigas desde la juventud, eran como hermanas así que Isabel antes de morir le pidió que cuidará a Sofía, que la guiará en el camino, se lo hizo jurar, pero para Laura no fue por cumplir su promesa sino que en Sofía veía a la hija que nunca tuvo, para ella era un placer y una dicha aconsejarla, por eso siempre estaba ahí honrando el juramento que le hizo a Isabel, cuando escuchaba que Marcos estaba en mal estado, siempre iba a ayudarla.
-Hay hija Marcos no se merece una hija como tú- suspiró con pesar Laura
-No digas eso Laura, él es mi padre, y yo quiero velar por él,- contuvo una lágrima no le gustaba lo que su padre era- él sufre y necesita de mi amor de hija- en un abrir y cerrar de ojos ya estaban en su casa,
-Mi niña si necesitas algo no dudes en venir a buscarme- dice Laura palmeando sus manos- solo toca, está es tu casa.
-Si Laura no te preocupes- Sofía le dedicó una sonrisa, despidiéndose de Laura que entra a su pequeña casa.
Sofía da unos pasos para llegar al portón de su casa, al entrar mira los rosales que florean en la parte delantera su casa, su madre las había plantado antes de su enfermedad, así que Sofía las cuidaba con interesa y amor ahí tenía vivo su recuerdo.
Al entrar a su hogar se encontró con la mirada de su padre que la espera en el pasillo con ansias, ve sus ojos rojos, llenos de tristeza, esa era ya su mirada desde que faltó su esposa, Sofía le da gracias a Dios de encontrar ahí a su padre, porque sería otra noche de angustia pensando ¿cómo o donde estaría su padre?; de qué bar lo echarían por lo ebrio que pudiera ponerse, para olvidar el dolor que tiene en su corazón desde hace mucho tiempo;
-Papá ya llegué- se acerca Sofía para darle un beso en la mejilla con barba algo descuida, pero el evita el beso, Sofía solo lo ve- papá ¿cómo ha estado tu día?- trata de tocar su mano pero la mueve evitando de nuevo su contacto
-Ya me di cuenta- en su voz se nota un fastidio- al fin llegas, llevo horas esperándote, necesito que me des el dinero que ganaste hoy.
-¿Para que?- cuestiona dando medía vuelta y tomando en sus manos su bolsa- ¿para que lo termines tirando en el alcohol?- Sofía guarda silencio un momento- mejor vamos a cenar- voltea a ver a su papá con una sonrisa
-No tengo hambre, ya deja tus ridiculeces, dame el dinero- alza un poco la voz
-Lo siento papá pero no- se vuelve a dándole la espalda a su padre
-¡Te estoy diciendo que me lo des niña estúpida!- se acerca a Sofía lleno de enojó, ella intenta huir pero su padre la alcanza y la toma de la coleta muy fuerte para acércala más a él.
-No pienso darte el dinero- Sofía comienza a llorar por el dolor, no de que su padre le este jalando el cabello sino porque ya siente que duele más el ver qué ese hombre es su padre y poco le importa.
-Niña estúpida dame el dinero, no hagas que te lo repita dos veces más- la jaloneo de un lado a otro, como si fuera una muñeca de trapo.
-No papá, no hagas esto me lastimas- se escucha el sollozó de Sofía
-Dame el dinero, no pienso repetírtelo otra vez- dice elevando la voz, pero también levantando la mano como señal de que la va a golpearla. Al final Sofía termina cediendo
-Aquí tienes papá, pero por favor ya no se haga más daño- le da el dinero- es todo lo que saque hoy,- él hombre arrebata la bolsa
-Solo esto- mira el billete de 20 dólares-Si solo eso- lleva sus manos a la cabeza tocándose su cabello, donde su papá le estuvo jalando el pelo.
-Deberías dejar de hacer esas tonterías, mira ya no deja nada de dinero, tendrías más futuro en otro trabajo- la mira de arriba abajo, le sonríe de lado y sin decir nada, abre la puerta para salir de la casa dejando a su hija llorando, no le duele lo que ha hecho su padre ahora, sino que prefirió acabar así por el dolor de perder a su esposa Isabel tras luchar varios meses contra del cáncer de mama. Fueron meses de lucha tras lucha, Marcos no perdía la esperanza de que su esposa saliera de esa enfermedad, siempre cuidándola con amor, siempre buscando ser su sostén, dándole la fuerza y alegría que ella necesitaba en los momentos más duros del tratamiento de las quimioterapias. Pero desgraciadamente llegó el día fatídico que su corazón ya no resistió, ese día con su último aliento les dio sus últimas palabras a sus grandes amores de la vida Sofía y Marcos Elizondo;
~~~-Los amo, Marcos cuida a Sofí ella te necesita más que nunca- tomo su mejilla- Sofí amor, pedacito de mi corazón cuida a tu papá dale todo tu amor
-Mami no me dejes faltan muchas cosas por vivir los tres juntos- Sofía tomaba su mano dándole pequeños besos
-Que más quisiera yo mi pedacito de corazón pero ha llegado mi hora- trato de sonreír- nunca olviden que los amó, y tú Sofí has nuestra artesanías como te enseñe los…- en ese momento su corazón se detuvo.
-¡No mamá!- grito Sofía con dolor
-¡No amor mío!- grito Marcos tomando su rostro y besando sus aún cálidos labios- amor no me dejes te necesito- los doctores entraron pero ya nada pudieron hacer Isabel había muerto. ~~~
Desde ese día su papá no fue el mismo le faltaba su amor, su compañera, su amiga, su todo, después de cinco años su padre se había dedicado a beber para según el olvidar, pero todos los días después de regresar de perderse en el alcohol, llegaba llorando y gritando a Isabel que volviera por él para estar juntos por siempre, Sofía al escuchar esas palabras su corazón se apretujaba de dolor con los desgarradores gritos de su padre, siempre sintiendo temor que algún día al regresar del trabajo lo podría encontrar muerto, pero siempre que llega se llenaba de alivio al verlo sentado en el sofá viendo los rosales o en su habitación dormido, o esperándola para quitarle el dinero.
Sofía se levanto del suelo limpiándose la cara, tomo su bolsa y busco en su interior un escondite de dónde saca el demás dinero que ha ganado en el día para guardarlo y así tener el gasto de los días siguientes, camina a la cocina para preparar algo de comer al terminar va al único lugar que es su refugio donde puede sentir cerca a su mamá, el taller… Ahí olvida el sufrimiento, recordando los momentos que vivió con su mamá y su papá, los días que los tres hacían algo de cerámica…
Quince años antes;
-¿Hija que haces?- una voz dulce, serena y amorosa de una mujer alta de cabeza castaño llega junto a la niña que trabajaba con la cerámica,
-Estoy haciendo una taza mami- la niña sostiene en sus manos sucias por estar trabajando con la cerámica una pieza que no tiene forma de taza mas parecía un plato gigantesco
-Que bonita taza- dice la mamá- pero le falta algo a tu taza tesoro- informa sin cambiar su tono de voz;
-¿Qué es mamá?- cuestiona la pequeña con curiosidad;
-Corazón eso le falta, le falta un toque de corazón- la niña mira la pieza de cerámica y mira a su mamá.
-¿Cómo le hago para que no le falte corazón mamá?
-Poniéndole todo el cariño que sale de aquí- con el dedo índice señala en el pecho de la niña a la altura del corazón- veamos cómo que podemos hacer- toma la pieza de cerámica, comienza a moldearla con interés y mucho amor, hasta que le sale una pieza perfecta, que tiene un brillo diferente de lo que había mostrado la niña; se la enseña a su hija- mira, verdad que se ve mejor- asiente con la cabeza y sonríe feliz,
-Mamá enséñame a hacerlo como tú por favor- junta sus manitas
-Esta bien, ven siéntate conmigo- le señala un banco alto dónde de inmediato la pequeña se sube
-¿Que hacen mis soles?- entra Marcos con una enorme sonrisa al taller después de un día de trabajo
-Papi hacemos una taza con el corazón- contesta Sofía muy sonriente que corre a abrazo a su padre, este la carga y su camisa termina batida de resina
-Mira me has manchado,- Sofía se asusta pero su padre la abraza con fuerza y la come a besos haciendo reír a la pequeña- vamos los tres a trabajar les parece- propone su papá a lo que Sofía y Isabel sonríen felices.
Desde esa tarde su mamá y su papá le enseñaron todo lo que sabía Sofía de la cerámica, como hacer moldes, como pintar las piezas, entre muchas cosas. Siempre Sofía poniendo todo el interés y corazón a su trabajo, por eso era una de las mejores de la ciudad, ganando varios premios.
La central de autobuses marcas las 5:30 pm ha llegado un autobús cargado con ilusiones y sueños , de el descienden dos jóvenes mirando de un lado a otro a las personas que caminan, unos con prisa otros con calma mirando la llegada y salida de los autobuses, algunos despidiéndose de sus familiares que partían, algunos otros recogiendo a sus familiares que llegaban, a ellos nadie los esperaba, eran nuevos en la ciudad, los jóvenes caminaba para salir del área de descenso y ascenso, salen de la central y varias personas les ofrecen sus servicios de transporte pero no hacen caso; corren con todo el vigor de quién se aventura a una nueva historia, ríen y brincan como cabritos en medio del monte. al llegar a una plaza, uno de los jóvenes el más alto y atractivo sonríe respirando un nuevo aire, un nuevo comienzo dónde se forjarán su futuro.-Por fin en la ciudad, Juan- habla el joven alto de cabello negro, ojos de un azul intenso, cuerpo atlético, pero no
Al día siguiente en la casa de los Elizondo, Sofía se levantó como todos los días ha preparar el desayuno para después salir presurosa al mercado; dejaba todo listo para que su padre no tuviera queja de ella y desayuara como una persona decente, hace todo como su mamá lo hacía para ver si así su padre vuelve a ser el hombre amoroso y cabal que era, deseaba que recapacitara y dejara la bebida, siempre deseaba que ese día fuera “el dia”-Papá ya me voy, te dejé el desayuno- toca su puerta pero no hay contestación, la abre un poquito siendo recibida por un mal olor, se asoma y lo ve dormido en medio de la cama que está revuelta, mira el suelo y hay varias prendas de él, tiradas, entra a levantarlas para más tarde lavarlas- Papi te preparé el desayuno- le acaricia la cabeza- Te amo- se acerca a darle un beso en la mejilla- su papá está totalmente dormido. Sale dejando la ropa sucia en un cesto, después toma una hoja de papel;“Todo está como mi mamá lo hacía
Capítulo 4Era casi la hora de comer cuando Daniéll llegó al mercado de artesanías, había quedado con su amigo Juan verse fuera de ahí, al no verlo imagino que haba entrado sin aguantar el hambre que siempre lo dominaba, al ir buscándolo de vez en cuando se detenía para ver alguna de las artesanías que ahí se ofrecían. Camino por los pasillos por un largo tiempo sin encontrar a Juan por ningún lado, sin saber dónde más buscar camino hacia la salida, bajo por unas escaleras a la planta baja cuando a los lejos escucho a un hombre que gritaba e insultaba, giro para ver de dónde provenía los gritos. Sus ojos reprocharon la acción tan atroz, se encontró con un hombre alto de cabello castaño claro sostenía de la muñeca a una joven, en el rostro de ella se podía ver el dolor que aquel hombre le infringía, ese sujeto comenz&o
En el mercado de artesanías;Laura se quedó ayudando a Sofía a recoger todo para cerrar el local, durante el tiempo que estuvieron recogiendo Laura no dejo de observar a Sofía que estaba diferente, su mirada no tenía la tristeza habitual después de que su padre la lastimara o tratará de pegarle; Todo era obvio la razón que este día le daba fuerza y borraba la tristeza. Los ojos de Sofía tenía un brillo, un brillo que solo se da una vez. Laura la observaba en silencio, recordando la mirada de Daniéll que también tenía el mismo brillo, durante el tiempo que estuvieron juntos él no podía apartar la mirada, lo vio caminar volteando de vez en cuando hasta que ya no pudo, los dos chicos se habían enamorado era la conclusión a la que Laura había llegado. Ella se siente feliz, por Sofía que necesita esa felicidad en su vida después de tanto dolor en esta vida ella merecía esta felicidad;-Mi niña voy a cerrar mi local, para ya irnos a casa- le dijo al terminar de
Alan observaba detrás de las personas, a una distancia que podía escuchar todo, revisando cada detalle, cada movimiento; parecía que todo se volvía en su contra, volviendo a ocurrir, otro llegaba a quitarle el amor de Sofía, era como si su hermana le hubiera echado una maldición. El chico que había llegado a vivir en un cuarto en su casa se acercó a ella con un sonrisa en su rostro, era evidente el modo tan nervioso en que se ponían al estar cerca, Sofía le sonreía, agachaba la mirada cuando se reía y la mirada era diferente, apretó el puño tenía un sentimiento que ya había sentido, celos, unos celos con coraje. Respiro hondo, esta vez no lo permitiría, no permitiría que ése se ganará el corazón de Sofía, la niña que siempre a querido; camino muy decidido hacia donde estaban Sofía y Rocío conversando con aquellos chicos,-No están solas vienen conmigo- Sofía y Rocío al escuchar aquella afirmación voltearon para ver a Alan, mirando retadoramente a Daniéll-¡Alan! Pero…- S
Al salir del jardín de la primavera cada uno tomaron sus caminos; Sofía iba sonriendo recordando a Daniéll, junto a ella Rocío que al verla está le dio curiosidad saber que tenía su amiga,-Sofía te veo en la nubes ¿paso algo?- hacia tiempo que no veía cierta luz en su rostro-No nada, bueno sí- era su amiga y a alguien debía contárselo o explotaría de felicidad - Daniéll me dio un beso en la mejilla-Hay Sofía, yo que tú no me emocionaría, que tal solo quiera jugar contigo- suspiro Rocío, odiaba ser aguafiestas pero era mejor mantenerse con los pies en la tierra.-Rocío no por que jugaron contigo me tiene que pasar lo mismo- tomo su mano- no todos los hombres son iguales, a mi parecer Daniéll y Juan son diferente.-Ya veremos con el tiempo- No tenía como discutir - buenas noches Sofía- entro en su casa. La razón era una molesta tormenta pero el sentimiento era una suave ola de mar que trataba de mostrar la belleza de una tarde fresca en la
En el centro de la ciudad se encuentra una gran casa antigua del tiempo de la colonia, sus puertas de madera talladas con románticos querubines de sonrisa maliciosas guarda en su interior un gran secreto, con varias habitaciones, algunas siendo usadas, en medio de la gran casa se encuentra un jardín hermoso, desde donde se puede escuchar el sonido que sale de la sala donde está en apogeo una fiesta, música, hombres brindando, gritando, riendo en las penumbras, mientras unas chicas casi niñas bailan arriba de una mesa que está en medio de los divanes, deleitando a los ojos libidinosos que se encuentra sentados;-Navarro necesitas ¡algo nuevo!- grita uno hombre gordo, con la camisa desabrochada y desfajada de los pantalones, al levantarse toma a una de las jóvenes- algo fresco- hace una mueca con la boca- pero si solo esto tenemos en nuestra fiesta, pues disfrutaremos de estos bellos ángeles- todos los hombres soltaron las risas menos el antes mencionado que veía desde el s
-¡Suelta a Sofía!- se escuchó la voz gruesa que provenía de atrás, Daniéll dio media vuelta encontrándose con un hombre ya conocido con la mirada llena de furia-¡Papá!- Sofía se sorprendió al ver lo molesto que está,- ¿que te sucede?- se aparta de Daniéll para ir junto a Marcos que de inmediato la pone detrás de él tratando de protegerla-Señor si me permite…- Daniéll intenta acercarse, darle una explicación a Marcos antes de que se pudiera dañar más la relación de Sofía y su padre por culpa del alcohol- me disculpó por el otro día pero no podía permitir…-No quiero verte cerca de mi hija- le grita Marcos, sin dejar que terminara de hablar, se gira rápidamente perdiendo un poco el equilibrio, de inmediato Sofía lo ayuda evitando que se cayera, volteo a ver a Daniéll-Todo está bien- dice con los labios detenido a Daniéll que venía- papá ya no tome- vuelve a pedir cuando comienzan a caminar alejándose de Daniéll que los ve caminar,- me lastima verte